Tu presencia

Tu presencia

Bien sabemos que apartados de la presencia y el poder del Espíritu Santo nada somos. Podemos asistir a cada servicio de la iglesia, dedicarnos con pasión a enseñar, a predicar, a mostrar el Evangelio a las personas; inclusive ser excelentes en nuestro trabajo, profesión, ministerio y familia, pero apartados del poder del Espíritu Santo, todo es en vano.

Y es que la presencia de Dios es absolutamente todo para quienes hemos creído. Podemos encontrar libros, artículos, instructivos, con estrategias y “recetas” acerca de cómo obtener éxito en la vida. Pero una RELACIÓN sana y genuina con Dios, la MISMA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS es mucho más que las fórmulas.

Y hay unas cuantas clases de “presencias”. La presencia del que simplemente reconoce que Dios existe, pero no tiene una relación personal e íntima con Él. Sólo el conocimiento y reconocimiento de uno de los atributos de Dios, la omnipresencia, que Dios está en todas partes.

Esto es bien cierto. Pero como creyentes, nosotros podemos experimentar otros tipos de “presencia”, más allá de los sentimientos y conocimientos. Las emociones humanas son variables y fundamentalmente engañosas. Menos mal que la presencia de Dios no depende de lo que podamos llegar a “sentir”. Hablamos aquí de una presencia de Dios INVOCADA, buscada, provocada si se quiere. Y una vez más, es Él quien así lo afirma:

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
(Santiago 4:8 RVR1960).

¿Cómo es esto? Podemos cultivar una relación íntima con Dios Padre cuando nos reconocemos pecadores, buscamos el sincero y genuino arrepentimiento delante de Dios y aceptamos a Jesús como único y suficiente Salvador. Podemos experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas, en la medida en que nos dedicamos más a leer y meditar en su Palabra. Alguien dijo que las personas que leen la Biblia son más seguras, toman mejores decisiones y tienen una vida más tranquila que las que no lo hacen. Podemos cultivar y fortalecer una comunión con Dios en la medida en que dejamos de ser simplemente oidores y lectores y aplicamos y obedecemos principios y normas de vida escritos en su Palabra para nuestro bien. Y también cultivamos, provocamos, buscamos, invocamos esa presencia en donde dos o más se reúnen en Su Nombre, ya que ahí está Él en medio de ellos (Mateo 18:20).

También hay una “presencia” de Dios MANIFIESTA. Es hermoso saber que pasan cosas en tu vida y sabes que Dios estuvo ahí. O esos instantes en que las puertas de los cielos se abren y dejan caer lluvias de bendiciones a raudales sobre tu cabeza. O aquellos otros momentos en que sabes positivamente que no fue suerte, fue Dios. Ese tipo de manifestación extraordinaria de Su Presencia en los que sabes más allá de tus sentimientos que Dios está ahí aunque no lo puedas ver, tan evidente y tangible como que hasta te parece que nada más cerrar tus ojos y alargar tu mano, lo vas a tocar.

Son privilegios que sólo nos han sido dados a los que hemos creído, y no por el bien que hayamos hecho ni por lo merecido que lo tengamos, sino 100% GRACIA y nada más que GRACIA.

Dios no nos prometió una vida de abundancia. Dios nunca nos prometió una vida tranquila y protegida de todo peligro o ajena a la adversidad. Pero sí nos prometió que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Es por ello, que es tan importante buscar y fortalecer una conciencia de la presencia de Dios en nuestras vidas en TODO MOMENTO, más allá de su conocida omnipresencia.

¿Qué es lo que a los creyentes nos hace diferentes del resto de los pecadores?

La presencia de Dios en nuestras vidas.

… porque separados de mí nada podéis hacer.

(Juan 15:5 RVR1960)

…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

(Mateo 28:19-20 RVR60)

Por: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.devocionaldiario.com

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