Nada sé sobre el futuro – Luis Caccia Guerra

Nada sé sobre el futuro

ver al futuro

“El temor es fe en reversa, y funciona, porque todo lo que es de fe funciona.” (Bernardo Stamateas)

“Todos tenemos un temor a lo desconocido; lo que uno haga con ese temor marcará toda la diferencia del mundo.” (Lillian Russell)

“Probablemente haya más en la vida que no conocemos, de lo que conocemos, si realmente nos detenemos a pensarlo. No sabemos cuándo o exactamente cómo moriremos. No sabemos cómo será la economía mundial dentro de cinco años, o qué hará el mercado de valores la próxima semana. No sabemos qué tipo de decisiones tomarán nuestros hijos. No sabemos lo que podría estar sucediendo en el interior de nuestro cuerpo sin ser nosotros conscientes de ello.” (Joyce Meyer)

Días atrás, al final de la jornada, fui llamado a una junta en la sala de reuniones. No sabía exactamente de qué se trataba, aunque me lo imaginaba. Hay ocasiones en las que me gustaría saber qué hay más adelante en el futuro. Pero una vez que ese momento llega, pienso en lo bien que hizo Dios en no darnos esa capacidad de ver más adelante en el tiempo, que más vale no haberlo sabido. Pues bien, tal fue una de esas oportunidades.

No vale la pena aquí abundar en más detalles acerca de lo que ocurrió. Sólo basta con decir que fue el peor día del año y que regresé a casa caminando y llorando pensando en cómo se lo diría a mi esposa.

¿No te ha ocurrido lo mismo a ti, alguna vez? A veces, inclusive, alguien te llama diciendo que necesita hablar personalmente contigo y no te da más detalles acerca del asunto. Pasa el tiempo hasta que se concreta la cita y entretanto el día y la hora llegan, una tormenta de pensamientos, preocupación, incertidumbre, invade la quietud de tu alma. ¿Qué es lo que ocurre y yo no lo estoy sabiendo? ¿Qué tan grave será?

A veces, las circunstancias anticipan un poco lo que ha de venir y vamos contentos y despreocupados a nuestra cita, intuyendo de antemano que algo bueno está por venir. Pero difícilmente en términos generales, podemos anticipar que el misterio encierra algo bueno, una sorpresa agradable, algo lindo. “Somos muy malos pronosticadores” dice Mario J. Vaena. Y la mayoría de las veces, en mayor o en menor grado, lo asiste la razón. Lo que anticipábamos como terrible resulta ser no tan malo, o inclusive, para nuestro asombro ¡una buena noticia!

Independientemente de lo que el futuro nos aguarde, como cristianos honestos y sinceros delante de Dios deberíamos ejercer la valentía de confesar que muchas veces el porvenir se nos presenta con incertidumbres, donde cada luz que aparece, en realidad no hace otra cosa que proyectar más sombras.

Una fe sincera y genuina no es aquella que pretende poner en boca de Dios lo que Dios no dijo. Reclamar promesas de Dios que no fueron hechas para nosotros sino para otro pueblo, otras personas y en otras circunstancias. La realidad es que no sabemos cómo nos irá y muchas veces tampoco conocemos los planes de Dios para nosotros.

Una fe sincera y genuina, es la que nos alienta a seguir a pesar de las circunstancias y que pase lo que pase, Dios estará con nosotros y por nosotros y que habremos de tener la gracia y la fortaleza de Dios para remar a través de las circunstancias y salir airosos, toda vez que la victoria emerge cuando eres capaz de reconocer y entregar tu derrota en las dulces manos del Salvador.

No quiero decir que ya lo haya alcanzado ni que haya llegado a la perfección sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.
(Filipenses 3:12 BEMH)

Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
(2Timoteo 1:12 RV1960)

Por: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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