En la presencia de Dios – Hefzi-ba Palomino

 EN LA PRESENCIA DE DIOS

En la presencia de Dios

“Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de maldad.”

Salmos 84:10 Reina-Valera 1960

La Presencia de Dios es lo más valioso que podemos tener en nuestra vida cristiana; en Su Presencia hay gozo, plenitud de vida, paz, amor, perdón, sabiduría, poder y fuerza, pero también hay reprensión, obediencia, sometimiento, renuncia y sacrificio;   desde la creación del mundo, sus habitantes y del ser humano, vemos que Dios ha estado presente, guiando, enseñando, advirtiendo de los peligros de vivir fuera de su presencia; la presencia de Dios es la comunión que tenemos a través del Espíritu Santo,  con Jesús, el hijo y con Jehová, el Padre. (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu) y como hijos redimidos, rescatados y  amados,  anhelamos  estar en su presencia, todos los días de nuestra vida, pero muchas veces no sabemos cómo.

Porque estar en la Presencia de Dios es relativamente fácil, si vamos a la Iglesia, si nos congregamos, o si participamos de las actividades de la Iglesia, como Estudios Bíblicos,  encuentros o todo aquello que nos relacione unos con otros, porque somos seres gregarios, nos gusta estar con otros, compartir, dar y recibir. Pero qué pasa cuando este tiempo se termina y regresamos a nuestras actividades y rutinas diarias? Literalmente nos “desconectamos” de la Presencia de Dios y se nos dificulta mantenerla como algo real y permanente en nuestra vida.

Así que hoy, amados lectores, me he permitido profundizar un poquito más en este asunto, buscando la manera de permanecer en su Presencia: primeramente, debemos de saber que no es Dios quien se aleja de nosotros, somos nosotros quienes nos alejamos de Él, porque El, siempre está ahí, dispuesto,  cerca y atento su oído para escucharnos; segundo la causa principal de esta separación y a pesar de nuestro anhelo, es el pecado, las faltas y fallas en que andamos y que no reconocemos o queremos cambiar, o pedirle a Dios que nos libre de ellos.  David oraba a Dios, pidiéndole que le librara aun de sus pecados ocultos, pues todos nacimos pecadores, en pecado fuimos todos formados y en pecado estábamos hasta que  Dios tuvo compasión de nosotros y nos rescató del pozo cenagoso del pecado en que estábamos sumidos y muertos para mostrarnos el camino de la vida, en Jesús, el camino de la santidad (vivir sin pecado)  significa que cuando aceptamos y creemos en Jesús,  recibimos el Espíritu Santo (Dios espíritu) y comenzamos a caminar por un nuevo camino, que es Jesús, que a partir de ese momento, El Espíritu Santo (como nuestro tutor) comienza a limpiarnos, a convencernos de pecado, para que nos arrepintamos, a rogar por nosotros, a enseñarnos y a fortalecer nuestro espíritu para que podamos luchar contra la carne, que es la que nos lleva a pecar y si lo hacemos,  abogado tenemos frente al Padre y es Jesucristo.

Así que si queremos mantener la Presencia de Dios, mantengámonos alejados del pecado y apartados del mal, pues La Presencia de Dios y el pecado, son como el agua y el aceite, jamás se mezclan, ni se unen aunque estén  juntos.

Lo segundo que nos aparta de la Presencia de Dios, es el temor, el miedo (Génesis 3:10) porque el miedo es contrario al amor de Dios, no viene de Él, sino del enemigo y aunque existe y debe estar presente,  un temor reverente  hacia Dios es saludable, es el temor a vivir sin Él, sin su Presencia, temor al pecado, temor al castigo o reprensión de Dios. ¡Temor a su Poderosa Presencia!

 Y lo tercero, es la desobediencia.  Realmente fue ahí donde empezó el pecado de la Humanidad, pues Adam y Eva desobedecieron a la orden que Dios les había dado y lo que resulto después fue que empezaron a culparse unos a otros y ninguno asumió su falta: Eva culpo a la serpiente y Adán culpo a la mujer….me pregunto si la historia hubiera sido diferente, si ellos se arrepienten?

La Presencia de Dios es Amor, del bueno, incondicional, infinito, puro, si  nos  mantenemos en su amor, nos mantenemos en su Presencia, y nos mantenemos en su Espíritu, nuestro cuerpo, debe ser limpio, pues es templo del Espíritu Santo, esta es la santidad que Dios quiere que tengamos.

Si nos mantenemos en obediencia, apegados a su palabra, poniéndola por obra, también nos mantendremos en su Presencia, pues Jesús oro por nosotros al Padre (Juan 17) no para que nos quitara del mundo, sino para que nos guardara del mundo y fuéramos uno con Dios. Además nos hizo y comparo con la sal y la luz de la tierra. ¡Qué grande es mi Dios! Hacernos partícipes de su gloria y de su Reino, aun sin merecerlo, con el Poder de su Espíritu, acercó  su reino hasta nosotros, por eso dijo: ¡su reino esta entre nosotros! ¡Su Presencia esta entre nosotros!

No dejes que el diablo te aleje de la Presencia de Dios.

“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.”

Génesis 3:8 Reina-Valera 1960

por Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Share

Comparte:


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: