Sentarse a la mesa – Richy Esparza

Sentarse a la mesa

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 “Ora de la siguiente manera: Padre nuestro que estás en el cielo, que sea siempre santo tu nombre. Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo. Danos hoy el alimento que necesitamos, y perdona nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros. No permitas que cedamos ante la tentación, sino rescátanos del maligno.”

Mateo 6:9-13 Nueva Traducción Viviente.

Cuando el Señor Jesús reveló a los creyentes la oración del Padre nuestro, dio a conocer la voluntad del Padre en cuanto a la comunión con Él. Primeramente reconocer que Él es nuestro Padre, relación que no puede cambiar a pesar de que pequemos. Después reconoce su dominio en el cielo y en la tierra, y que su nombre es santo. Luego los suyos deben pedirle al Padre el pan/sustento para cada día. Posteriormente se le debe pedir perdón al Padre por nuestros pecados y se reconoce que debemos perdonar a aquellos que pecan contra nosotros. Por último se nos enseña que debemos pedirle al Padre que nos libre de tentación y del mal. Analizando la oración, entendemos que se come el pan con el Padre antes de reconocer ante Él nuestros pecados; es decir, los hijos pueden sentarse a la mesa con el Padre sin importar que éstos hayan pecado. Después éstos deben ponerse a cuentas con DIOS. Primero se tiene comunión con el Padre y después su Espíritu limpia los corazones de sus hijos de impurezas.

Las Escrituras nos muestran otro ejemplo donde sentarse a la mesa del rey es un privilegio que se obtiene por gracia:

“A partir de ese momento, Mefiboset comió a la mesa de David, como si fuera uno de los hijos del rey.” 2 Samuel 9:11 Nueva Traducción Viviente (NTV).

Mefiboset era hijo de Jonatán, el amigo de David. Este joven pudo haber llegado al trono de Israel al ser descendiente del rey Saúl. No obstante el SEÑOR tomó el reino de manos de su familia y se lo otorgó a David. Y al hacer ello, en una tragedia, Mefiboset quedó lisiado (2 Samuel 4:4). Con su vida devastada Mefiboset recibió gracia de parte de David y a partir de ese momento fue como un hijo para el rey y se sentó a su mesa todos los días de su vida.

En otra parte de las Escrituras, el SEÑOR, revela el gran privilegio que gozarían sus príncipes de comer en su presencia en el nuevo templo:

“Únicamente el príncipe podrá sentarse debajo de esta entrada para disfrutar de una comida en la presencia del Señor; pero sólo podrá entrar y salir por la antesala de la entrada»” Ezequiel 44:3 Nueva Traducción Viviente (NTV).

De igual manera, si tú has aceptado a Jesucristo como tu Salvador, Él te ha otorgado por gracia ser rey y sacerdote. Te ha otorgado su linaje real para sentarse a la mesa del Padre y disfrutarle.

Día a día preséntate a la mesa de tu Padre DIOS, no prescindas de ese invaluable privilegio que has recibido por gracia.

Autor: Richy Esparza

Escrito para: www.devocionaldiario.com

 

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