El horno no te quemará – Richy Esparza

El horno no te quemará

“Los sátrapas, prefectos, gobernadores y consejeros reales se arremolinaron en torno a ellos y vieron que el fuego no les había causado ningún daño, y que ni uno solo de sus cabellos se había chamuscado; es más, su ropa no estaba quemada ¡y ni siquiera olía a humo!”

Daniel 3:27 (Nueva Versión Internacional)

Sadrac, Mesac y Abednego fueron tres sabios judíos durante el reinado del rey Nabucodonosor en Babilonia. Daniel, el profeta de Dios, le interpretó un sueño al rey, en el cual aquel que reinaba veía una estatua hecha de diferentes metales y barro. Teniendo la cabeza de oro. El profeta de Dios describió que los diferentes materiales y partes del cuerpo de la estatua eran diferentes reinos. Siendo representado el reino de Nabucodonosor por la cabeza de oro. Al final del sueño una roca cayó sobre la estatua, reduciéndola a polvo. Después de esto se entiende que el rey levantó una estatua de sí  mismo hecha de oro puro, como una señal de que nadie quitaría de sus manos el reino.

Posteriormente el rey emitió un decreto en el cual al sonar las trompetas en su reino, toda persona debía postrarse para adorar su estatua (Daniel 3:4-10). Fue entonces cuando Sadrac, Mesac y Abednego se negaron a adorar la estatua de oro. Y como resultado fueron echados a un horno ardiente. Pero antes, estos jóvenes declararon con certeza que su Dios podría librarles del horno en llamas y del rey, pero aunque Él no lo hiciese, de cualquier manera no adorarían al rey ni a la estatua (Daniel 3:16-18). El Todopoderoso auxilió a los jóvenes dentro del horno, enviándoles un ángel para protegerlos. Al ver esto, Nabucodonosor reconoció que solamente Dios puede librar de esa manera. Ellos no temieron a los hombres ni al horno, sino a Dios. Y Él los libró.

Aunque a tu alrededor adoren a falsos dioses o teman a los hombres, mantente creyendo y confiando solo en Dios. Y Él no permitirá que el fuego a tu alrededor te toque; así como a estos sabios, que dicen las Escrituras que ni siquiera sus ropas olían a humo. En todo momento honra a Dios y Él te guardará.

Mantente firme en tu fe en Dios.

Autor: Richy Esparza

Escrito originalmente para: www.devocionaldiario.com

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