Cuando dices: “Oraré por ti…”

Cuando dices: “Oraré por ti…”

“Hay un tiempo cuando el clamor deberá dar lugar a la acción. Cuando el clamor es escuchado y el Mar Rojo se divide, sería vergonzosa desobediencia permanecer temblando y orando” (Charles H. Spurgeon).

“Dios mueve el cielo entero en aquello que el ser humano es incapaz de hacer, mas no mueve una paja en aquello que la capacidad humana puede resolver” (Proverbio oriental).

La palabra “misericordia”, de origen latina, surge de la conjunción de “misereo”: miseria, y “cor”: corazón. Ella representa, entonces, un sentimiento de empatía, colocar la miseria del prójimo en nuestro propio corazón. La misericordia, por lo tanto, se refiere al corazón que se compadece y actúa.

“Voy a orar por ti”, muchas veces surge de un corazón sincero, contrito y humillado delante del Señor. Y eso se nota, porque rinde sus frutos en la vida de los demás.
“Voy a orar por ti”, es una expresión que cuando es sincera, generalmente va acompañada de alguna clase de acción. NO DE OFRECIMIENTO DE ACCIÓN, que no es lo mismo; sino de ACCIÓN CONCRETA Y DECIDIDA. Es verdad que un corazón sincero delante del Señor muchas veces se siente impotente y sin saber qué hacer ante el infortunio del prójimo. Hay situaciones de nuestra propia vida que nos superan de tal manera que no sabemos hacia dónde tomar, mucho menos vamos a saber cómo resolver la de otro.

Pero en Exodo cap. 14 hallamos a un pueblo de Dios que había orado, pero se había quedado paralizado a la orilla del Mar Rojo ante la inminente llegada del ejército egipcio. “Que marchen” fue la orden de Dios, que del resto se encargaría Él. Han pasado miles de años desde este evento y aún sigue siendo más de lo mismo.

Más veces de las que podemos imaginar, “Voy a orar por ti” resulta ser tan sólo una conducta políticamente correcta; despreocupada, indolente, indiferente, ausente de cualquier clase de compromiso, mostrar y/o justificar nuestro trabajo y hasta ahí. Cuando del dicho al hecho… hay una distancia sideral. O lo que es lo mismo: “Señor, ocúpate de esto tú, porque yo no lo haré” más una ENCICLOPEDIA de excusas, fundamentos, argumentos, causas, motivos, razones, pretextos y circunstancias, para justificar y explicar el “no lo haré”. Literalmente: no ponerse en los zapatos del otro.

Es que: “Voy a orar por ti”, sólo se le dice a alguien a menos que estés sinceramente dispuest@ a hacer algo; a menos que estés sinceramente dispuest@ a dar algo y ese “algo” sea más que tiempo en oración.

Y “hacer algo” significa estar dispuesto a: pasar JUNTOS por las puertas que clamamos a Dios que abra; caminar JUNTOS por los caminos que clamamos a Dios que haga; TRANSITAR JUNTOS hombro con hombro, hacia el destino que clamamos a Dios que muestre. TOMAR LA VARA y ABRIR JUNTOS EL MAR ROJO; PONERSE EN LOS ZAPATOS DEL OTRO.

Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.

(Éxodo 14:15 RV60)

Por: Luis Caccia Guerra
Para: www.devocionaldiario.com

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