Sigamos a Cristo – Kenny Quijada

Sin importar lo difícil que pueda llegar a ser

por Kenny Quijada

sigamos-a-cristo“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.”

San Lucas 14:26,27

Los humanos, normalmente para todo lo que llegamos a tener o hacer en la vida, seguimos o tratamos de seguir al pie de la letra una serie de indicaciones para por ejemplo en el caso de un artefacto eléctrico, leemos el manual y tenemos mas o menos una idea de cómo manipular el artefacto, en un trabajo por ejemplo nos dan los lineamientos o funciones del cargo que vamos a desempeñar desde el momento que ingresamos a la empresa, la vida cristiana no es la excepción, pues todos los cristianos tenemos el mejor manual que puede existir, y el que nos guía con la ayuda del Espíritu Santo a llevar una vida que agrade en todo momento al Padre de las Luces.

Una de las recomendaciones que se le hace a todo creyente desde el momento que reconoce a Jesucristo como salvador personal, es leer la Biblia para de esa forma conocer poco a poco el carácter de Dios, y la forma de vida que debemos llevar día a día mientras dure nuestro peregrinar.

El pasaje que tomé como base para escribir esta reflexión, describe una escena un tanto común en la vida de Jesús, ya que mucha gente iba detrás de él por los beneficios que recibían con solo seguir al Hijo del Hombre, ya que en varias oportunidades, el Señor al ver las multitudes que iban detrás de él de una lugar a otro y durante cierto tiempo sin comer, sentía compasión de ellos y los alimentaba mostrando la Gloria de Dios en cada situación que se le presentaba.

Al igual que estos hombres y mujeres que en aquel entonces seguían al Señor a cualquier lugar que el iba, podemos encontrar a muchos creyentes que siguen a Jesús solo por seguirlo, porque saben que de igual forma tendrán beneficios pero muy pocos son los que realmente pagan el precio de lo que significa seguir al Hijo de Dios.

Hoy día podemos ver muchos creyentes que en su mejor momento de la vida cristiana, tal vez por emoción o por el hecho de que el Señor hace nuevas todas las cosas, llevaban una vida en la que el Señor ocupaba el primer lugar en todo, trabajo, estudios, relaciones de familia y pareja, etc., pero con el pasar del tiempo, quizá por falta de búsqueda o por no tener experiencias con Dios que marquen sus vidas, empieza a quitarle el lugar que el Señor Jesús ocupo por cierto tiempo en sus vidas.

La Biblia dice: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre.” (Malaquías 1:6) y tal cual el pueblo de Israel, habemos cristianos que en muchos momentos de la vida pasamos por esta etapa que vivieron los israelitas al llamar padre a Dios y no le damos la honra, le decimos Señor y no le tenemos temor, sabemos que Dios es medico por excelencia y a la primera enfermedad preferimos ir a un medico que clamar a Dios por nuestra sanidad (ojo no quiero decir que no vayamos al medico, sino mas bien que la visita al medico debería estar en segundo plano), muchas veces aunque sabemos que Dios es nuestra fortaleza, pretendemos resolver los problemas o situaciones que se nos presentan en la vida con nuestras propias fuerzas, echando a un lado lo dicho por el apóstol Pablo “Fortaleceos en el Señor y en el Poder de sus fuerzas” y como dice un cántico “no es con espada, ni con ejercito, mas con su Santo Espíritu”.

Amados hermanos, demos el lugar que el Señor merece en nuestras vidas y de esa forma veremos su Gloria reflejada en nosotros.

“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.”

(San Lucas 14:27)

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Escrito para: Ministerio Vivo Para Cristo y Devocional Diario.com

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