Esperar en ti – Juan Carlos Vidal

ESPERAR EN TI

Hay momentos en los que has pensado cuán difícil es esperar. Y es que en este mundo en el que vivimos ahora tiene tanto afán que esperar no es una opción. No nos gusta esperar y mucho menos cuando necesitamos algo urgente, o cuando queremos que algo pase instantáneamente como por arte de magia. Pero muy contrario a nuestra errada manera de mantener un afán constante, está Dios quien nunca ha sido impaciente y quien siempre espera a para actuar en Su momento y bajo Su voluntad, y de una u otra manera, es justamente eso lo que no nos gusta, esperar a que Dios obre.

Son muchas las decisiones que tenemos que tomar cada día, muchos los momentos que quisiéramos que pasaran de un segundo hacia otro, muchas las cosas que quisiéramos olvidar con un parpadeo, muchos los errores que quisiéramos borrar; pero por más que intentamos, por más que luchamos, por más que tratamos de que todo vaya más rápido, no podemos lograr que nuestra alma sane, nuestro corazón olvide y nuestra mente borre. Eso solo lo hace Dios a su tiempo, no al nuestro.

Durante muchos años y cada vez que me detengo a pensar en todo aquello que se ha vuelto un estigma en la humanidad, y más aún en lo que decimos tener un Dios Todopoderoso; he pensado que uno de esos grandes errores es que pretendamos que todo se haga a nuestra manera, y en nuestro momento, como nosotros queremos y a la hora que lo queremos; y es por ese motivo que cometemos más errores de lo que deberíamos cometer. Dios es un Caballero en todo el sentido de la palabra, y aunque él nos ayuda con toda su sabiduría y con todo Su hermosa manera de amarnos; muchas veces nosotros cambiamos decisiones que Dios ha tomado para bendecirnos o ayudarnos, por nuestro propio afán y porque no sabemos aceptar su voluntad, y antes de decirle a Dios “Gracias”, oramos y oramos pidiéndole que haga algo que sabemos que quizás nos puede hacer daño, pero que preferimos tener, antes que aceptar que Dios no nos lo quiere dar, no porque no quiera, sino porque solo él sabe si nos hará bien o no dañará. Es cierto que a quienes creemos en Dios, todas las cosas nos ayudan para bien; pero eso no quiere decir que Dios no nos quiera proteger de eso que nos va a hacer daño; pero muchas veces nosotros renunciamos a esa protección y obligamos a Dios a que haga algo que sinceramente él no quiere hacer, y que sabe que después de un tiempo vamos a estar nuevamente destrozados diciéndole a Dios y cuestionándolo con el lloro y el crujir de dientes en la soledad de nuestra habitación ¿Por qué? ¿Porque permitiste que me pasara esto? ¿Dónde estás Dios? ¿Porque me dejaste solo? Luego de que la culpa es nuestra por tomar malas decisiones y dejarnos llevar por el afán de este mundo, no bastando con eso, tratamos a toda costa de hacer ver a Dios como el malo de la situación y de echarle toda la culpa a él, cuando él solo lo que quiso fue protegernos. Hay que entender algo, y es que Dios nunca pasará sobre nuestro libre albedrío. Si tú le pides a Dios algo y en Sus manos está dártelo, te lo dará, así te haga daño o no; algo muy diferente es que tú le digas: “Dios tú sabes lo que yo quiero, y aun también sabes cuánto lo deseo, o lo necesito. PERO QUE NO SE HAGA MI VOLUNTAD, SINO LA TUYA. Si tú ves que eso me hará daño, por favor, Dios, no me permitas tenerlo” Eso es una oración de rendición total a Dios y donde Dios puede sonreírte por tu obrar con total dependencia a él, que entre otras cosas eso es lo que él quiere. Sea cual sea la forma en que se lo digas, a veces es muy difícil aceptar la buena, maravillosa y agradable voluntad de Dios; pero aunque sea difícil de aceptar, recuerda que cuando quieras algo, hay una frase clave “QUE NO SE HAGA MI VOLUNTAD, SINO LA TUYA” Inténtalo y verás que tu corazón se sentirá muchísimo más regocijado al entender que dejaste las cosas en las Manos de Dios, y no bajo tus propios, y muchas veces, errado criterios.

Muchas veces escribimos y leemos muchos devocionales de ánimo, fuerza, ayuda, entre otros. Pero muy pocas veces entendemos que Dios también quiere ayudarnos a crecer, y que ese crecimiento algunas veces duele, solo por el hecho de que viene de parte de Dios y no nos gusta sentirnos exhortados por él.

Dios es Padre, es nuestro Padre; y como nuestro Padre, quiere educarnos, ayudarnos, sostenernos, apoyarnos, bendecirnos; pero también, y cuando sea necesario, nos exhortará, nos llamará la atención y nos hablará como cuando un padre corrige a su hijo; muchas veces es algo muy difícil de escuchar o de entender, pero es por nuestro propio bien.

Por tal motivo, este devocional, más que ser un devocional; pretende es llamar la atención hacia nuestras propias equivocaciones y tener claro que hay que meditar sobre nuestra manera de pensar y de actuar; porque algunas cosas que pasan en nuestra vida, tienen mucho que ver con que nosotros mismo, consiente o inconscientemente, quisimos que pasaran de esa forma, pero que no tiene nada que ver con que Dios lo haya querido así.

Tenemos que aprender a Esperar en Dios y creer con toda nuestra alma que pase lo que pase Dios siempre actuará, Dios siempre llegará a la hora exacta, en el justo momento y justo a tiempo. Entiendo perfectamente que muchas veces esperar se hace muy pero muy difícil, pero que el afán de nuestros problemas, o la ansiedad y el desespero por resolverlos, no haga que tomemos decisiones equivocadas que después nos harán mucho daño.

Dios es totalmente hermoso y quiere para ti y para mí, lo mejor, absolutamente lo mejor. Aprende que confiar y creer en Dios, que lo que sea que necesites, él lo hará.

No dudes en que Dios te ama profundamente y que cada día que comienza de nuevo es una oportunidad para demostrarle que estás totalmente rendido a él. Y aunque sea muy difícil decirlo, ve a tu habitación y habla con él y con toda tu alma dile:

QUE NO SE HAGA MI VOLUNTAD, SINO LA TUYA.

“BUENO ES ESPERAR EN SILENCIO LA SALVACIÓN DE JEHOVÁ”

Lamentaciones 3:26

Autor: Juan Carlos Vidal

Escrito para www.devocionaldiario.com

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