A coger el toro por las astas – Estephany Cordova V.

A COGER AL TORO POR LAS ASTAS

Sé lo que es vivir en la pobreza y también lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a tener hambre, a tener de sobra que a no tener nada. A todo puedo hacerle frente, pues Cristo es quien me sostiene.

Filipenses 4, 11-13

Cuando empecé esta hermosa travesía con nuestro Señor, recuerdo me quejaba de muchas cosas, me desanimaba fácilmente. Una vez me pregunté si realmente Dios tenía cuidado sobre mí y porqué permitía que pase por ejemplo penurias económicas.

No comprendía porqué Dios no permitía que tuviera una vida holgada y fácil. Al parecer había olvidado que la vasija para que sea hermosa necesita pasar por el horno y esa etapa es definitivamente dolorosa.

Siempre escuchaba, leía que yo era la princesa de Dios y que él me amaba mucho en primer lugar porque era hechura de él y en segunda lugar porque le di el sí a mi Salvador. Sin embargo, la idea de no tener lo que yo pensaba necesitaba me hacía pensar que quizás algo me faltaba para que Dios me amará plenamente.

Ahora que recuerdo todo ello sonrío y digo: sí, sí ahora comprendo Señor. Lo que Dios siempre me dijo en ese tiempo de mis interrogantes era que él nunca me dejó de amar y nunca dejará de hacerlo pero era imprescindible pasar por todo lo que tuve que vivir para ser una vasija hermosa o un diamante bien pulido.

Mis pensamientos acerca de alguna carencia económica han cambiado, entiendo que quizás no salir a pasear en vacaciones no es una necesidad y que estoy en el lugar preciso para mi crecimiento.

Es dentro de mi casa y rodeada de mi familia donde me doy cuenta de mis defectos. Yo solía pensar que lo más lejos de mi casa mejor yo estaría. Recuerdo que cuando las vacaciones de verano estaban cerca, le preguntaba a mi mamá si había suficiente dinero para estudiar y cuando ella me decía que sí, yo en mi interior decía, YES!!!

Quería huir de mi casa en vacaciones porque para mí era sofocante pasar dos meses de descanso entre cocinar, cuidar a mis hermanas y escuchar las discusiones de alguno de mis parientes. Y siempre creí que ir a estudiar en vacaciones era un premio.

Sin embargo, este año me dije a mí misma: Estephany, ya no huyas, afronta. Al saber que mis padres no podían pagarme los estudios de verano, me armé de valor y les pregunté a ellos, quien si le pidieras estudiar son capaces de hacer un esfuerzo sobrenatural para cumplir con sus hijos y más si es la hija mayor quien se lo pide.

Entonces le dije a mi mamá que no se preocupara que hiciera los pagos que tenía que hacer que yo comprendía y que ayudaría en casa. Mi mamá se puso contenta.

Mis vacaciones se están acabando y ni yo ni mis hermanos hemos salido juntos a pasear o hacer alguna actividad recreativa como estábamos acostumbrados en verano, sin embargo, he aprendido muchas cosas. Por ejemplo, estoy cocinando mejor que el verano pasado y he aprendido que debo coger al toro por las astas, es decir coger a los problemas de los pelos para que ellos no me agarren de los pelos a mí y me dominen

¿Es fácil? No, no es fácil porque a veces me da ganas de decir basta, ya no aguanto quiero huir es más fácil pero luego recapacito y me muevo, eso he aprendido que si te mantienes en un solo sitio, no logras nada, tienes que moverte, ya sea para barrer, cocinar o para decirle a tu hermanita: ten cuidado, te puedes caer.

Lo que importa y me hace sonreír es que al final veo que Dios me dice: Teffy, estás en el lugar indicado y con las actividades indicadas, presta atención a mi plan y te darás cuenta que es lo que necesito cambies para que crezcas y seas madura espiritualmente y des más frutos. Sonría

Autora: Estephany Cordova

Escrito para www.devocionaldiario.com

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Share

Comparte:


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: