Paula Andrea Vega – ¿Por qué queriendo hacer lo bueno hago lo malo?

¿Por qué queriendo hacer lo bueno hago lo malo?

por Paula Andrea Vega

escorpion-y-rana“Estaba un escorpión a la orilla del río intentando encontrar el medio para cruzarlo, cuando vio llegar una rana; cuando la tuvo al alcance de su voz, le dijo:

-Ayúdame a cruzar, que yo solo, no me atrevo a hacerlo. A lo que la rana contestó: -Si te dejara subir a mi lomo, tú podrías matarme. El escorpión replicó: -no tengas miedo, piénsalo bien, si yo te matara la corriente me llevaría y me ahogaría sin remedio. A pesar de que las ranas no tienen un pelo de tontas, esta se dejó convencer; le permitió subir sobre su lomo y cuando ya estaban en medio de la corriente, el escorpión clavó su aguijón en la cabeza de la rana, que al verse ya herida de muerte, dijo: ¡Desgraciado! ¿Cómo has podido faltar a tu palabra?, me matas, y tú te matas también. El escorpión contestó: Lo siento por los dos, pero está en mi naturaleza”.

En otras palabras, hay cosas que aunque no quieran ser, así son. La naturaleza es leal a su designio, ún cuando no queremos sentir cosas que nos afectan hay están y se manifiestan cuando menos lo imaginamos y aunque caemos en algún momento en conductas desagradables lo importante es saberlo y no repetirlo. Jesús dijo “airaos pero no pequéis”.

La misericordia viene de Dios no del hombre, el hombre es hombre por naturaleza y sus sentimientos tienden a ser simplemente arraigados a la carne y a sus emociones. La respuesta de un hombre está supeditada al ser humano como tal, por ello esperar más de lo que otros puedan o quieran dar te llevará a una gran decepción.

Dios es un Dios de perdón, de amor y de misericordia. Dios, no el hombre. El hombre sujeto a los preceptos de Dios puede tener un alto rango de ese amor y templanza más quienes viven sujetos a la carne y se dejan dominar por la prudencia de su corazón son herramientas de la naturaleza por medio de la cual nacieron. Sin embargo quienes nacen en el espíritu de Dios aún cuando ya pueden dominar sus impulsos en mediano porcentaje están siempre en constante lucha con esa naturaleza, lo que quiere decir que no son garantía aún siendo cristianos.

“En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio”.

Salmo 62: 5-8

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