El tiempo de David – Richy Esparza

El tiempo de David

“Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él.”

1 Samuel 16:13 (NVI)

Aproximadamente a sus diecisiete años, David, fue ungido por el Señor para ser el siguiente rey de Israel. No obstante pasaron unos trece años hasta que la palabra que recibió diera fruto, y fuera nombrado rey de Judá, y siete años después rey de todo Israel (2 Samuel 5:4-5).

El camino hacia el trono que el Señor reservó para David no fue sencillo. Enfrentó gigantes, aguantó malos tratos y engaños, esquivó lanzas que le lanzaba el rey Saúl al estar sirviéndole, fue responsable indirecto de la muerte de muchos sacerdotes, estuvo desterrado y olvidado, casi pierde en cautiverio a sus esposas, y tanto fue lo que vivió que estuvo a punto de pelear en contra del pueblo de Dios.

Cada vez que David se acercaba a lo que Dios le había prometido, algo sucedía para que no se cumpliera la palabra del Todopoderoso. Al menos no en el tiempo que David seguramente esperaba. A pesar de la larga espera David jamás se quejó del Señor, por el contrario se mantuvo creyendo en Sus promesas. A pesar de tener razones de sobra para vengarse del rey Saúl, David  no lo hizo y se refería a él como el ungido del Señor.

David honró a su autoridad y en el tiempo de Dios recibió lo que se le había prometido. Se dedicó a hacer lo correcto a los ojos de Dios y un día fue puesto como rey de Israel.

En los tiempos actuales existen muchos creyentes que como David recibieron promesas del Señor, y al igual que él también fueron ungidos por el Todopoderoso para llevar a cabo lo que se les encomendó. Esto, con la unción del Espíritu Santo al recibir a Cristo en su corazón (Gálatas 3:27). Y en la consecución de esas promesas también enfrentan personas que al igual que Saúl usan sus lanzas contra ellos; con oposición, ataques, chismes, escarnio, vilezas, o cosas semejantes. Y ello puede ocasionar desanimo en el camino, incluso puede nublar los sentidos espirituales, haciéndoles dudar lo que escucharon de parte de Dios. Pero en esos momentos se debe seguir avanzando a lo que es una realidad en el reino de los cielos.

Querido hermano (a) si estás a la espera del cumplimiento de promesas de Dios para tu vida, hoy te recuerdo que el Señor jamás llega tarde ni temprano, sino justo a tiempo. No obstante que pienses que ya es demasiado tarde, o que estás perdiendo oportunidades, Dios sabe lo que hace. Él puede hacer que de un día para otro te llamen de ese palacio que te pertenece. Él puede llevarse tu enfermedad en un instante. Puede restaurar lo que perdiste y darte mucho más en un solo día.

Al igual que David, fuiste ungido por el Espíritu de Dios para hacer grandes cosas. Sola avanza y espera con expectativa lo que es tuyo.

Autor: Richy Esparza

Escrito para www.devocionaldiario.com

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