La Asombrosa Gracia Divina – Luis Caccia Guerra

La Asombrosa Gracia Divina

por Luis Caccia Guerra

Hace unos días una lectora de la versión electrónica de nuestra revista, me envió esta reflexión:

“La Voluntad de Dios nunca podrá llevarte a donde la Gracia de Dios no te pueda proteger”.

Esto me trajo a la memoria el relato de Jesús sobre los obreros de la viña, que se halla en Mateo 20.

Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.
Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. (Mateo 20: 1 y 2 RV60)

Esto fue a la mañana temprano, pero dice Jesús que el dueño de la viña salió cuatro veces más durante el transcurso del día y en donde encontraba un obrero desocupado, le ofrecía trabajo en su tierra y la promesa de “un pago justo”. La última vez que trajo obreros a su viña ya quedaba sólo una hora de trabajo.

Las cosas se complicaron cuando al término de la jornada llegó la hora del pago.

Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. (Mateo 20: 8 – 10 RV60)

Más allá de las consideraciones teológicas, si hay algo que me asombra sobremanera es la forma práctica y magistral en que Jesús expone la Gracia Divina.

Los que habían trabajado todo el día se quejaron porque los que habían trabajado sólo una hora recibieron el mismo salario que ellos. Esto en los términos de la justicia humana es correcto y razonable, pero no en los términos ni en la matemáticas de Dios.

Muchas personas en el mundo creen merecer más de Dios por causa de sus buenas y muchas obras. En cambio, nosotros somos los últimos obreros que hemos de recibir exactamente lo mismo que aquellos que rindieron toda una vida al Señor.

La Gracia de Dios es una sola: el perdón de todos y cada uno de nuestros pecados. Y esto, no por lo mucho y bien que hayamos trabajado para El, sino POR GRACIA.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

(Efesios 2:8 RV60)

Escrito para www.devocionaldiario.com

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