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En las manos del Señor – Luis Caccia Guerra

En las manos del Señor, una escoba tiene el mismo valor que una computadora

Hace un tiempo cruzó por mi cabeza la triste idea de que el ministerio que me toca ejercer es el mejor de todos… Pero pronto recordé las palabras dichas a la prensa de un joven y conocido cantante secular: “Dios me ha dado una voz privilegiada…”

Leí y releí una y otra vez la expresión sin encontrarle el verdadero sentido entre líneas. Es cierto que el joven que me ocupa en esta ocasión posee una voz privilegiada, pero ¿estaba teniendo una actitud de humildad y sincero agradecimiento, o se trataba de una expresión de arrogancia y soberbia escondida tras el nombre de Dios?. En el contexto general de la mayoría de las actitudes de este joven cantante, encajaba más la soberbia que la humildad.

Fue entonces, y sólo entonces, cuando caí en la cuenta de mi error al creer que mi ministerio es el mejor de todos… pues mi actitud, aunque no revelada a la prensa, era más o menos la misma: “Dios me ha dado un Ministerio privilegiado”.

Amado hermano: No importa si tu ministerio consiste en cantar, estar sentado delante de una computadora -como quien esto escribe- o tu “espada” es una escoba y un lampazo. Tu voz, una computadora y una escoba en las manos de Nuestro Señor pueden ser poderosas herramientas para la Gloria de Dios. Todo depende del que las maneja. Si es el hombre; la voz privilegiada, la escoba y la computadora son sólo tristes expresiones de un ego lejos de Dios. Si es el Señor quien está al mando, cada uno de esos elementos, y tu vida misma, hagas lo que hagas; es un canto de alabanza a Nuestro Señor. Ya no hay necesidad de pensar en ello ni existe mejor ni peor. En este sentido, una escoba tiene el mismo valor que el más sofisticado equipo de computación.

El Señor te bendiga. Que tu vida entera, hagas lo que hagas, sea un canto de alabanza a Nuestro Amado Señor.

Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.

(Hechos 20:24 RV2000)

Autor: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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