Dios siempre cumple lo que promete.

“Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido».”

Génesis 28:15 (Nueva Traducción Viviente).

Jacob salió huyendo de su casa porque su vida corría peligro. Con esperanza salió a buscar a sus parientes y así encontrar rumbo a su vida. Pero en el camino Dios le salió al encuentro y no solamente cambió su vida, sino la de generaciones. El Señor le dijo a Jacob que Él lo haría prosperar y que algún día le daría una buena tierra. Pasaron los años y aquel Jacob se convirtió en Israel, un príncipe de Dios. Israel se convirtió en el nuevo nombre de aquel que un día huía sin rumbo, todo por gracia de Dios. Y así como Dios lo prometió jamás se apartó de Israel. Jacob salió de su casa sin nada y regresó con el mayor tesoro que alguien puede tener: Dios. Además de una gran familia y muchos bienes.

Al igual que Jacob encontré en Dios todo lo que necesitaba. Pues aquellos que han visto todo perdido saben que Dios es lo más importante. Solamente Dios puede salvar y saciar una vida. Cuando llegué a los pies del Señor estaba huyendo de todas las fechorías que había hecho en el mundo, arrastraba un costal de culpa y había creído que no merecía salvación ni bendición de Dios. No obstante Dios me dijo que Él ya me había salvado y que había hecho todas las cosas nuevas. Yo solamente anhelaba estar cerca de Él y tener una vida regular, pero Dios tenía grandes planes para mí. Me dijo que me iba a dar una vida en santidad, sin temor, abundante y que me iba a dar una gran esposa. Añadiendo un – No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido. Y así lo hizo. Él me dio un nuevo corazón que puede amar, que cree en Él, que no tiene miedo y que tiene vida. Dios limpió mi alma de las culpas que un día arrastré. Mi Dios me ha dado un excelente trabajo en el cual conozco muchas ciudades  y me permite representarle con honor. Él puso en mí dones y talentos que jamás hubiera imaginado para servir a Su pueblo. Y recientemente Él me dio la recompensa por mi esfuerzo, a mi linda Esposa, que cabe señalar que no existe otra tan bella como ella por dentro y por fuera.

El Señor me dio mucho más de lo que pude pensar o desear. En algunas ocasiones estuve desesperado porque no tenía lo que Dios había prometido y estuve tentado ha salirme de Su voluntad, no obstante meditaba que Dios no miente y que Sus caminos son mayores que los míos, y así recibí solo lo mejor.

Querido hermano/a si aún no has recibido las promesas que Dios ha hablado a tu vida, no desesperes y recuerda que Dios no miente, Él ha prometido que no te dejará para darte todo lo que te ha prometido. No hay por qué afligirse, aunque aún no hayas recibido lo que Dios ha prometido ya tienes lo más importante y necesario: Dios como tu Padre.

No cuestiones la manera en que Dios haces las cosas, Sus pensamientos y sueños son más altos que los tuyos. Bástate con saber que Dios es fiel, Él nunca llega tarde ni temprano. Sino justo a tiempo.

Dios siempre cumple lo que promete.

Autor: Richy Esparza

Escrito para www.devocionaldiario.com

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