Cuando Dios parece absurdo – Osmany Cruz Ferrer

Cuando Dios parece absurdo

“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”

(Isaías 55:9)

Después de veinte años de conocer a Jesús uno llega a distinguir mejor sus trazos sobre el lienzo de la vida. Lo que otrora fuera indescifrable, enigmático, difícil de entender, ahora se convierte en agradables experiencias, donde uno entrevé el final feliz. Dios puede parecer contradictorio en ocasiones, pero no lo es. Sus designios se van cumpliendo sobre la vida de sus siervos en una forma perfecta, aunque a veces, sus caminos enrevesados nos descolocan.

Las soluciones de Dios son las mejores, pero la forma en que llegan a nuestra vida suelen ser abiertamente asombrosas. Solo con el pasar del tiempo vas distinguiendo su obrar genial, y de la mano con la fe vas asiendo aquello que Dios hará aún antes de que lo tengas. Es un aprendizaje de toda la vida, es un caminar día a día en el que Dios no deja de maravillarte con sus milagros y con la forma de operarlos.

Dios puede parecer incoherente pero no lo es, él conoce el fin desde el principio. Puede parecer irrazonable, pero solo está llevando tu historia a un nivel de confianza más alta. Sus palabras puedes parecerte desatinadas y sus promesas improbables, pero él es fiel para cumplir cada una de ellas. Dios es así de impredecible en su obrar, pero es inconmovible en su naturaleza. Solo pide un poco de confianza, la suficiente como para dejar que él tenga el control sobre lo incomprensible.

Dios le mandó a Noé a construir un barco en la tierra seca, cuando nadie jamás había visto la lluvia. Su obediencia preservó a su familia y a la fauna del mundo para repoblar la tierra. Dios le dijo a Sara que acunaría a su primer y único hijo a los noventa años, Sarah se rió, pero el milagro ocurrió de igual manera. Dios le dijo a Moisés que le hablara a una roca y el agua fluiría en el desierto. El acto en sí parecía descabellado, pero el resultado fue un manantial copioso del que pudieron abrevar casi tres millones de personas con sus animales. Dios le dijo a Jeremías que le dijera al pueblo de Israel que se rindiera al poder babilónico. Lo que parecía una profecía desacertada, fue la vía de preservar y disciplinar a una nación desorientada.

Dios le dijo a Josafat que se quedara quieto ante la amenaza de la confederación de dos ejércitos extranjeros que venían en su contra. El rey estuvo quieto y vio la salvación del Señor. Dios escogió a una antigua prostituta, Rahab, para formar parte de la línea genealógica de Jesús, el Mesías. Dios le dijo a Gedeón que se enfrentaría con trescientos hombres a un ejército de ciento treinta y cinco mil madianitas. Aquél juez de Israel ganó, por su obediencia, uno de los combates más desiguales de todos los conflictos bélicos del mundo. Dios le dijo a María que iba a quedar embarazada sin tener relación alguna con un hombre y que el bebé que llevaría su vientre era Dios encarnado. María creyó y se convirtió en una mujer bendita entre todas las mujeres.

Historias que son cantos al absurdo, pero se izan como estandartes del poder milagroso de Dios. Órdenes divinas que parecieran contravenir la lógica más elemental, pero que una vez obedecidas trajeron remuneración abundante. Promesas del Señor que por su forma y alcance no parecieran posibles en primera instancia, pero llegaron a ser ciertísimas. Dios es así, complejamente maravilloso y extraordinario. No pide demasiado, solo que seamos capaces de dejarnos llevar.

No te detengas ante lo racionalmente inaceptable, solo obedece y continúa por el sendero. Avanza sin prestar atención a los imposibles, creyendo que Dios obrará desde las situaciones más quiméricas. No veas tus realidades como absurdos sucesos, incidentes aislados y caprichosos, sino como procesos de Dios para cumplir su propósito en ti.

Autor: Osmany Cruz Ferrer

Escrito para www.devocionaldiario.com

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