Cuando creer se vuelve absurdo – Osmany Cruz Ferrer

CUANDO CREER SE VUELVE ABSURDO

Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?”

(Juan 6:9).

Se abrió paso entre cinco mil personas cuando oyó el rumor sobre la necesidad de comida. No sacó un cheque en blanco, ni especuló con un portafolio de cuero negro rebosado de billetes. Simplemente sacó su almuerzo, cinco panes de cebada y dos peces, comida de pobres. Andrés, uno de los discípulos de Jesús, preguntó evidentemente preocupado: “mas ¿qué es esto para tantos?” La lógica se accidentaba contra la fe y se debía dar un veredicto. Jesús zanjaría el dilema con el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Comerían todos y sobraría. Ese tipo de cosas suelen ocurrir cuando prevalece la fe sobre la razón, cuando alguien es capaz de poner aquello que posee en las manos de Jesús.

El hojalatero de Bedford, Juan Bunyan, no parecía tener aptitudes para la escritura. Las penurias a las que estuvo sometido, no cooperaron para una vida amable y sosegada. Cursó solo hasta segundo grado, enviudó quedando a cargo de sus cuatro hijos, siendo su hija mayor ciega de nacimiento.  Debido a que predicaba el evangelio sin pertenecer a la iglesia oficialmente reconocida por el gobierno, sufrió encarcelamiento en dos ocasiones, una de ellas de doce años. Sin embargo, Bunyan escribió sesenta libros durante su vida, siendo el Progreso del Peregrino, el más conocido de todos. Sus libros han sido traducidos a más de cien idiomas y el impacto de los mismos ha sobrevivido al tiempo, siendo profusamente leídos por generaciones por más de trescientos años. Un calderero que supo confiarle a Dios sus sueños y descubrió el poder de creer en el Señor de lo imposible.

La historia se repite en Moody, el evangelista tartamudo. En George Withefield el elocuente predicador de un solo pulmón. En William Seymour, el promotor de avivamientos tuerto. En Jonathan Edward el pastor miope. En Amy Carmichell la misionera postrada en cama. Personas comunes y corrientes que decidieron creerle a Dios aunque su fe fuera ridícula para muchos y sus aspiraciones inalcanzables. Historias de fe que se escriben todos los días. Relatos flagrantes del poder sobrenatural de Dios en operación a favor de sus siervos.

¿Te identificas con ellos? ¿Te faltan piezas para el rompecabezas? ¿No posees los recursos que necesitas para alcanzar lo que deseas? ¿Vives en una pecera demasiado pequeña? Todo esto puede ser verdad, pero no es toda la verdad. Dios hace la diferencia. Tu historia tiene un Salvador. Él hace lo que no puedes, logra lo que a ti te es imposible, provee lo que no imaginas. Jesús es así. Solo que no dejes de creerle, no te olvides jamás de Aquel que sabe hacer mucho con poco.

Escribe tu historia desde la fe. Proyéctate hacia adelante, sabedor de que vas con Jesús en tu trayecto al cielo. Créele a Dios con esa fe absurda que él produce en ti. Vive eufórico con la meta firme de alcanzar todo aquello que el Señor tiene planeado para ti. Entrega lo que tienes a Dios aunque otros encojan los hombros, aunque el acto mismo parezca risible para los demás, aunque el desafío te sobrepase.

Cuando creer se vuelve absurdo para todos, es cuando estás creyendo a Dios para grandes cosas. Cuando entregar tus fuerzas y tus sueños a Dios parezca un acto  pueril sin resultados, es cuando verás el poder extraordinario de la Deidad. Porque no se trata de lo mucho o lo poco, de lo que tienes o de lo que te falta, de lo que puedes o no puedes. Se trata de creerle a Dios hasta parecer irracional, porque todo en este reino es una cuestión de fe, y “el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17).

Autor: Osmany Cruz Ferrer

Escrito para www.devocionaldiario.com

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