Un Salmo para ti, un Salmo para mí – Naty Cardozo

Un Salmo para ti, un Salmo para mí

En estos tiempos me encuentro fuera de mi provincia, y en este lugar donde el Señor me envió es un lugar de desafíos y de cambios en mi vida.

Todos los días acostumbro a llamar por teléfono a mi mama, conversar con ella, sobre sus necesidades, sobre lo que sucede en mi hogar, y hablamos durante tiempos largos.

Pero la llamada de hoy tuvo un tinte diferente. Su voz era distinta, fortaleza salía de ella, sus palabras tenían otro semblante y esta vez era ella quien tenía palabras para mi vida.

En una limpieza que hizo el día anterior, encontró en una cartera mía, un cuaderno; en él yo escribía diariamente lo que deseaba que el Señor tenga en cuenta, mis agradecimientos y pedidos hacia El.

Este cuaderno, lo tomo en sus manos y lo leyó, al principio no me agrado que leyera algo que era de mi propiedad, pero cuando me conto lo que había escrito sentí la voz del Señor hablándome fuertemente.

Ella me dijo:- ¡hija, todo lo que has escrito aquí es increíble, en todo lo que has expuesto delante del Señor, todo ha sido respondido! Y seguro te has olvidado de lo que escribiste en momentos de angustia y necesidad, pero nuestro Padre en todo se mantuvo fiel, y hoy después de tanto tiempo. Ha respondido a todas tus peticiones, porque ni tu suspiro le fue oculto.

Luego de terminar esta conversación tan impactante para mí, no pude hacer otra cosa que humillarme delante de Él y agradecerle por su infinito amor y fidelidad hacia su hija, hacia mí.

Ante todo esto recordé un Salmo que deseo compartir contigo y que deseo que lo atesores en ti, lo guardes y lo leas continuamente. Porque así como en mi vida El se ha mostrado fiel y constante se que lo está siendo en la tuya también y todo aquello que en algún momento has puesto delante de su presencia, hasta lo que te parece ínfimo, él responde y cuando esto sucede no podemos hacer más que arrodillarnos y agradecerle PORQUE NO HAY DIOS SEMEJANTE A ÉL.

Salmos 34

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

 1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.

En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.

Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.

Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.

Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.

Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.

Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.

Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.

10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.

11 Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os enseñaré.

12 ¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?

13 Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.

14 Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.

15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

16 La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.

17 Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.

18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.

19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.

20 El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.

21 Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.

22 Jehová redime el alma de sus siervos,
Y no serán condenados cuantos en él confían.

Autora: Naty Cardozo

Escrito para www.devocionaldiario.com

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