Ayer, Hoy, y Siempre ¡Gracias! – Naty Cardozo

Ayer, Hoy, y  Siempre ¡Gracias!

Suena el despertador, nos levantamos apurados, tomamos el desayuno (si tenemos tiempo), trabajamos, llegamos a casa, almorzamos, comentamos con nuestra familia como nos fue por la mañana, y seguimos ritmo…

Reuniones, el reloj que nos apura, el tráfico, etc, etc, etc

Y en todas estas cuestiones, ¿cuándo nos paramos par pensar y dar simplemente Gracias?

Cuando en las situaciones cotidianas, tenemos que enfrentarnos a momentos que no podemos manejar, o cuando necesitamos algo que no tenemos y que nos urge, ¿no es ahí donde acudimos a nuestro Padre, y rogamos que nos escuche? Le prometemos cosas que ni siquiera somos capaces de cumplir y estamos pendientes de que la respuesta llegue.

Oramos, todo el tiempo que sea necesario, días, meses o hasta años.

Y el Señor como no es deudor de nadie, responde; por un sí, un no, o un espera. Pero la respuesta llega.

Y cuando esta llega, ¿cuál es nuestra actitud? ¿Agradecemos tantas veces como las que pedimos? ¿Nos detenemos a pensar por un solo instante de lo que Dios acaba de hacer con nosotros? ¿O nos olvidamos rápidamente de todas nuestras promesas? total ya tenemos lo  que tanto pedíamos.

¡Qué triste es pensar que somos hijos ingratos! Vivimos la vida como si fuera nuestra, como si nos perteneciera, y esto no es así.

Debemos dar gracias al Señor en todo. A pesar de que las cosas que estemos pasando no nos gusten, no la comprendamos y nos entristezcan, debemos de ser agradecidos hermanos queridos. Tenemos vida, capacidades, talentos, un cielo por el cual disfrutar, amigos con quienes hablar, el sonido de las aves, una casa, alimentos, abrigo y por sobretodo un Dios, un Padre que nos amó, que nos ama y siempre. Demos gracias por estas pequeñas  y grandes cosas.  Así nos lo dice Pablo en la carta a los Efesios:

“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:20)

El nos manda a ser agradecidos y no solamente en las cosas que parecen buenas, si no TODAS las cosas, hasta en las dolorosas porque todas ellas son de él y vienen de él. Y a pesar de no entenderlas, AGRADEZCÁMOS.

Pensando en todo esto, en la vorágine de la vida, en las idas y venidas que siempre nos someten, ¿podemos hacernos un momento tan solo para agradecer? ¿Nuestro padre se lo merece, no es verdad? Y no hoy, SIEMPRE.

Si hasta el momento no te has dado cuenta de todo lo que tienes, de lo que posees y de lo que eres, hoy es tiempo de que te HAGAS ese tiempo tan preciado y le des gracias a Nuestro Señor  por tu pasado, por tu presente y por tu futuro, porque de todas ellas, todas sirvieron y servirán para bien.

Cuando te levantes al día siguiente, da gracias. Cuando estés yendo para tu trabajo, da gracias, cuando respires el aire puro, da gracias, y veras como tu día tendrá otro tinte y te regocijaras de otra manera en la presencia del Señor.

AYER, HOY Y SIEMPRE, ¡GRACIAS MI DIOS!

Autora: Naty Cardozo

Escrito originalmente para www.devocionaldiario.com

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