Una mujer de Dios, entiende que someterse a su marido trae bendición – Marisela Ocampo Otálvaro

Una mujer de Dios, entiende que someterse a su marido trae bendición

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Una de las muchas cosas que de esta sociedad me generan tristeza, es ver cómo el rol de la mujer se ha degradado, a tal punto que en algunas circunstancias es difícil diferenciar por su comportamiento a un hombre de una mujer.

Lo más grave es que esta situación afecta considerablemente los hogares, ya que existen matrimonios conformados por hombres y mujeres que asumen de manera equivocada el rol que les corresponde según el orden y la voluntad de Dios. Por ejemplo: es usual encontrar en los matrimonios de hoy en día, a una mujer dominante y controladora pretendiendo ejercer el liderazgo que debe tener el hombre como única cabeza del hogar y autoridad delegada por Dios para representar a su familia delante de Él.

Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. Efesios 5:21-24 (Nueva Versión Internacional).

Para algunas mujeres es difícil entender que nuestra función principal como esposas, es someternos a nuestros esposos. Algunas relacionan el concepto de la sujeción con la esclavitud y sólo imaginar que pueden perder el derecho de opinar, las llena de temor y por eso deciden resistirse a ser sumisas ante sus maridos, irrespetando de esta forma el mandato dado por Dios, y todo por su orgullo.

Otras mujeres, piensan que la sujeción es permitir que el esposo haga lo que quiera con ellas, hasta maltratarlas, pisotearlas y manipularlas a su antojo; un falso concepto que se aleja de la realidad divina que Dios estableció para la relación marital entre un hombre y una mujer.

En una ocasión leí en GotQuestions.org algo así: “La mujer no fue creada del polvo como el hombre (Adán), no fue creada de la cabeza del hombre para gobernar sobre él o como él, pero tampoco fue formada de sus pies para ser pisoteada por él. Dios creó a la mujer del costado del hombre, precisamente para que la mantenga cerca de su corazón para hacer que se sienta amada; además, cuidada y protegida bajo sus brazos”. Una forma sencilla de entender el rol del hombre y la mujer dentro del matrimonio.

En Efesios 5:21-25, se puede denotar una entrega bilateral que deben practicar los esposos por amor a Cristo; es decir, la mujer debe darse a su esposo en sujeción, lo que implica el servicio, la entrega y la ayuda idónea; y al mismo tiempo, el esposo debe amar a su esposa. En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo. Efesios 5:33 (Nueva Versión Internacional). Las mujeres de Dios, entendemos que es necesario sujetarnos a nuestros esposos para no desviarnos, separarnos o aislarnos de los propósitos que el Señor quiere cumplir en nuestro matrimonio; debemos seguir los pasos de nuestros maridos, así como ellos siguen los de Jesucristo.

Una mujer irreverente e irrespetuosa con su esposo, es una mujer irreverente e irrespetuosa con Dios; una mujer que quiere pasar todo el tiempo por encima del liderazgo de su esposo, es una mujer con ínfulas de hombre, una esencia con la que Dios jamás nos creó; en pocas palabras, una mujer que cree tener dominio y control es una mujer rebelde y Dios aborrece la rebelión. En cambio, una mujer de Dios, entiende que someterse a su marido trae bendición.

Para las esposas que vivimos en el temor de Dios, es un privilegio someternos a nuestros esposos, porque entendemos que a partir de nuestra sumisión ellos empiezan a reconocer su lugar y sus responsabilidades como líderes de la familia. No hay algo que dignifique más a un hombre de Dios, que su mujer lo respete y le dé el lugar que se merece, el que Él, le ha concedido como sacerdote del hogar.

Claro está, es más fácil someterse a un hombre de Dios, que a un hombre que no tiene temor de Él, que no está sujeto a Cristo y que no vive conforme su divina voluntad. Sin embargo, esta no puede ser una justificación para desistir de la responsabilidad que como esposas tenemos delante de Dios, tenemos que confiar en las promesas de nuestro Padre Celestial y creer que en Cristo Jesús todo es posible. Así que, mujeres, esposas fieles a Jesucristo, independientemente de lo que a sus esposos tal vez les falte para ser los hombres de Dios que deben ser para sus hogares, hagan ustedes como Dios quiere que hagan, asuman su rol como ayuda idónea y oren por sus esposos para que el Padre por medio de Jesucristo, los cambie a ellos, así como hace cada día con ustedes.

La palabra del Señor, no nos defrauda, Él sigue cambiándome a mí y cambiando a mi esposo. Si tú pones tu confianza en Él, tampoco te defraudará y hará de tu matrimonio, un matrimonio ideal, un matrimonio conforme su perfecta voluntad.

Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa.

1 Pedro 3:1-2 (Nueva Versión Internacional).

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ellapara hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra,  para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. 

Efesios 5:25-27 (Nueva Versión Internacional).

“Pido a Jehová, Dios Todopoderoso, que su misericordia y su preciosa gracia nunca se aparte de nuestros hogares; que todos, tanto esposos como esposas, seamos de honra para su Santo Nombre, en Cristo Jesús. Amén”

Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.devocionaldiario.com

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