¡Oremos pues! – Marisela Ocampo O.

¡Oremos pues!

oremos pues

En este preciso instante algunas personas están debatiéndose entre la vida y la muerte por causa de una enfermedad, un accidente o cualquier otra circunstancia. Como dice el adagio popular: “la muerte es lo más seguro que tenemos”, no importa si se es niño, joven o anciano, rico o pobre, feliz o desdichado, enfermo o saludable, etc. la muerte llega inesperadamente, tarde que temprano tendremos que afrontarla.

“¡Qué frágil es el ser humano! ¡Qué breve es la vida, tan llena de dificultades! Brotamos como una flor y después nos marchitamos; desaparecemos como una sombra pasajera. Tú has determinado la duración de nuestra vida. Tú sabes cuántos meses viviremos, y no se nos concederá ni un minuto más”. Job 14:1-2, 5 (Nueva Traducción Viviente).

Hoy me atrevo a pedirte un favor muy especial: ahora mismo saca un tiempo y eleva una oración a Dios nuestro Padre en Cristo Jesús, por la salvación de aquellas personas que se encuentran a tu alrededor y que sabes están atravesando por una situación como la anteriormente mencionada. No importa si no los conoces, si no sabes sus nombres; basta con que los recuerdes delante de la presencia del Señor y Él sabrá por quién estás orando. ¡A veces nos concentramos tanto en nuestras propias necesidades y no nos detenemos a mirar a nuestro alrededor donde existe tanta necesidad, principalmente de Dios y del gozo de la salvación que Él nos regala por medio de su Hijo Jesucristo!

Cuán grande, poderoso y glorioso es el Señor, tal vez alguien ha orado por ti y tú ni le conoces, pero con toda certeza esas oraciones no fueron en vano; la misericordia y la gracia de Dios es tan hermosa que de cualquier cosa se vale, incluso de un extraño para bendecirte por medio de la oración. ¡Así de soberano es nuestro Dios!

Si Dios coloca en ti el deseo y el poder de orar por otras personas así no les conozcas, siéntete privilegiado(a), qué gran honor saberte usado(a) por la bendita y poderosa mano del Señor, que todo sea para gloria y alabanza de su nombre.

¡Oremos pues! en lo secreto, por todas aquellas personas a las que hoy la muerte está tocando sus puertas, que el Señor cumpla sus propósitos en sus vidas y se haga en cada uno de ellos conforme su perfecta voluntad. Oremos por la salvación de sus almas y que las dádivas añadidas que Dios quiera concederles, sean para dar testimonio de la magnífica obra del Todopoderoso, Salvador y Redentor, “Jesucristo el Señor”. Confiemos en que Dios nos da su respaldo y escucha nuestras oraciones, roguemos a Dios para que en este día además del regalo de la salvación, muchas personas puedan recibir la sanidad, la paz, el gozo, el amor, la protección, la dicha y tantas otras bendiciones que Dios nuestro Padre nos otorga gratuitamente por fe y por gracia en Cristo Jesús.

Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros”.

Isaías 53:5-6 (Nueva Traducción Viviente).

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”.

Juan 11:25-26 (RV1960).

“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

1 Juan 1:9 (RV1960).

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16 (RV1960).

PD: hijos de Dios, hermanos de la fe en Cristo; les pido me apoyen con oración por Guillermo, quien sufre cáncer; y por Germán, quien está en cuidados intensivos por un accidente laboral.

¡Gracias por orar, gracias en el nombre de Cristo Jesús!

Por: Marisela Ocampo O.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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