Nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios – Marisela Ocampo Otálvaro

Nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios, revelado en Cristo Jesús nuestro Señor

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Si una vez conociste verdaderamente a Cristo, si una vez Él te salvó, te perdonó, te liberó y te rescató del pecado; no habrá nada ni nadie que pueda apartarte de su divino amor.

Hoy muchas personas se sienten solas y dicen haber conocido a Cristo, otros lloran desconsolados porque sienten que su barco se ha quedado sin timón, tan sólo porque no tienen el apoyo de aquellas personas con las que iniciaron su vida espiritual en Cristo Jesús; otros temen a lo que sobrevendrá porque han sido rechazados, menospreciados y aislados por causa de seguir la voluntad del Señor… mi pregunta es ¿realmente conocieron a Cristo Jesús?

El Apóstol Pablo, así como otros discípulos del Señor, nos ha dejado como ejemplo su vida, su testimonio. Pablo pasó por muchas dificultades, estuvo en lugares horribles, fue violentado, perseguido y vituperado por causa del evangelio de Cristo; pero aun así, su fe permaneció firme en el Señor. No importaron las muchas adversidades que afrontó, no importaron todos aquellos momentos en los que fue abandonado a la suerte de sus enemigos, él siempre permaneció en el gozo de la salvación. Pablo se sentía privilegiado cuando sufría por causa del evangelio de Cristo ¿acaso no deberíamos de sentir nosotros lo mismo? No importa quién está o no con nosotros mientras que Jesucristo sea nuestro Pastor y su Santo Espíritu nuestra cobertura, no importa cuántas mentiras e injurias puedan hablar en nuestra contra mientras que nuestros labios proclamen sólo palabras de justicia y verdad, no importa cuánto podamos desagradar a los demás por someternos a la palabra de Dios, lo más importante es que hagamos y obedezcamos por encima de la cualquier circunstancia la voluntad del Señor.

“¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?  Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con Él.  Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros.

¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que Él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»).  Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.

Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor”.           Romanos 8:31-29 (Nueva Traducción Viviente).

Jesús dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen. Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, porque mi Padre me las ha dado, y Él es más poderoso que todos. Nadie puede quitarlas de la mano del Padre”.                                                                                                Juan 10:27-29 (Nueva Traducción Viviente).

Así que, habrá muchas pruebas que enfrentar pero ninguna de ellas será tan grande como para no soportarla; nuestro Señor Jesucristo no permitirá que nos hundamos en el mar de la desesperación, Él vendrá a nuestro encuentro, nos ayudará, nos levantará y nos fortalecerá para continuar con el cumplimiento de cada uno de sus propósitos según la voluntad del Padre.

Cada prueba que afrontamos nos hace más maduros y más fuertes en la fe, no hay qué temer; Dios nos sostendrá con su diestra poderosa “Jesucristo” nuestra salvación, nuestra fortaleza. El Padre nos eligió en Cristo Jesús, Él no se arrepiente de haberlo hecho, Él llevará a cabo sus planes en nosotros, nunca nos dejará, nunca nos desamparará.

“Hermanos míos, alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades. Ustedes ya saben que así se pone a prueba su fe, y eso los hará más pacientes. Ahora bien, la paciencia debe alcanzar la meta de hacerlos completamente maduros y mantenerlos sin defecto”.                                Santiago 1:2-4 (Palabra  de Dios para Todos).

¡Sólo los que no han conocido a Cristo se vuelven atrás… pero si realmente vivimos en Cristo no hay por qué temer, cada día Él nos fortalecerá para permanecer firmes en su voluntad!

Autor: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.devocionaldiario.com

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