Jesucristo abre toda celda de prisión – Marisela Ocampo Otálvaro

Jesucristo abre toda celda de prisión

Jesucristo-abre-toda-celda-de-prision

En este momento hay muchos hombres y mujeres que se encuentran presos en una entidad carcelaria (culpables e inocentes), una situación lamentable que coarta sus sueños y sus propósitos, y que trae consigo desesperanza y sufrimiento. Sin embargo, esta dolorosa experiencia se puede convertir en la mejor oportunidad para que una persona conozca a Dios verdaderamente y su vida tome un rumbo distinto, un rumbo alineado a la voluntad del Señor, donde la libertad que Cristo da se convierte en una realidad divina y sobrenatural, llena de gozo y de paz aún estando encerrados en ese lugar.

Un ejemplo claro lo tenemos con Pablo y Silas, quienes fueron humillados, golpeados severamente y encarcelados porque en el nombre de Jesucristo una joven poseída por un espíritu de adivinación había sido liberada. (Ver Hechos 16:16-40).

Lo increíble es que no importaba el lugar y las condiciones en las que se encontraban, ellos no dejaron de orar y de alabar al Señor. Pablo y Silas se convirtieron en un infalible testimonio de la libertad y el gozo que en Jesucristo encontramos, y que ninguna circunstancia nos puede arrebatar jamás. Ellos eran inocentes, razón suficiente para asumir una posición de autocompasión por la impotencia que acarreaba la injusticia que estaban cometiendo con ellos; no obstante, optaron por dejarse usar por el Señor.

“Alrededor de la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los demás prisioneros escuchaban. De repente, hubo un gran terremoto y la cárcel se sacudió hasta sus cimientos. Al instante, todas las puertas se abrieron de golpe, ¡y a todos los prisioneros se les cayeron las cadenas!” Hechos 16:25-26 (Nueva Traducción Viviente). ¡Qué tremendo! Hubo libertad para todos los presos aunque seguían en ese lugar, ¿cómo puede ser esto? es fácil de entender cuando reconocemos lo que Jesucristo hace en nosotros si ponemos nuestra confianza en Él.

Jesucristo es el único que puede darte la paz y el gozo que tanto deseas, Él es el único que tiene autoridad para romper todas tus cadenas y abrir las celdas de prisión en las que te encuentras, solo Él puede devolverte la esperanza que una vez perdiste, Él es el único que puede restaurar tu vida, Él es el único que puede salvarte. Pídele perdón y confía tu vida en sus manos, anhela la libertad que sólo Él te puede hacer experimentar, clama a Él, ten fe en Él, espera en Él y déjalo obrar. Jesucristo abre toda celda de prisión, “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”. Isaías 61:1 (Reina Valera 1960).

Ahora, ¿qué podemos decir de aquellos que no están en una “cárcel de cuatro paredes” pero sí están presos en las trampas de este mundo, sometidos a sus carceleros? (en la drogadicción, el alcoholismo, la depresión, el odio, la amargura, la codicia, la avaricia, etc.). Es triste decirlo, pero el mundo en sí, es una cárcel que cautiva nuestra alma en varias celdas de prisión, cuyos carceleros se dedican a dañar y destruir nuestras vidas con la única intensión de apartarnos de la presencia de Dios e impedirnos disfrutar del gozo que nos da su Hijo Jesús, por medio de la redención.

Muchos presos dirán, “anhelo la libertad” pero no creo que sólo sean aquellos que se encuentran en este momento en una “celda de prisión natural”; es más, qué sentido tendría que quedaran en libertad si van a seguir siendo presos en su espíritu por la maldad y la perversidad que corroe sus corazones. Son las celdas que tienen presa el alma, las que se tienen que abrir; son las cadenas espirituales: de odio, de temor, de resentimiento, de adicción, de falta de perdón, de tristeza y amargura, etc., las que se tienen que romper; es el yugo de esclavitud que tiene el alma sometida a los engaños de este mundo, el que tiene que quebrarse para poder experimentar la genuina libertad que de Dios recibimos por fe y por gracia en Cristo Jesús.

Hagamos lo que hicieron Pablo y Silas, oremos y cantemos a Dios, clamemos por su misericordia y su perdón, que toda celda que ha tenido nuestra alma cautiva se abra ahora mismo y podamos ser libres en el nombre de Jesús, que esas celdas se cierren para siempre y jamás volvamos a quedar en ellas presos a causa del pecado y la maldad que una vez decidimos ejercer, pero que ahora arrepentidos de corazón aborrecemos por siempre. Que las cadenas que nos atan sean rotas en Cristo Jesús y los carceleros que nos oprimen sean por Él derrotados y ante Él subyugados, y podamos vivir una vida nueva llena de su amor, de su justicia y de su verdad. Que Dios nos permita experimentar la libertad divina que sólo por medio de su Hijo Jesucristo podemos obtener, que cada área de nuestra vida sea un verdadero testimonio de su redención y su perdón, en Cristo Jesús y para gloria de su santo nombre, amén.

“Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; me rodearán los justos, porque tú me serás propicio”.

Salmo 142:6-7 (Reina Valera 1960). 

“Ciertamente tú has quebrado, como en la derrota de Madián, el yugo que los oprimía, la barra que pesaba sobre sus hombros, el bastón de mando que los subyugaba”

Isaías 9:4 (Nueva Versión Internacional). 

¡Cree en Jesucristo, el Hijo de Dios y serás realmente libre!

Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.destellodesugloria.org

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Share

Comparte:


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: