Es lo que Dios quiera – Marisela Ocampo O.

Es lo que Dios quiera

Es lo que Dios quiera

Estoy cansada de escuchar supuestos hijos de Dios enfocados en el éxito que según ellos se debe manifestar en la vida de todo creyente cristiano; tristemente algunas personas creen que el respaldo y la aprobación de Dios se mide por la cantidad de bienes, dinero, triunfos y prosperidad que poseen, ¡qué falacia! si esto fuera así, entonces podríamos decir que ninguno de los discípulos de Jesucristo, aquellos que murieron como mártires alcanzaron tan sublime bendición. Lo más triste, es que muchas personas se dejan llevar por este tipo de enseñanzas y a la hora de la verdad la motivación que los mueve a acercarse a Cristo, no es la convicción de pecado, un genuino arrepentimiento y la necesidad de su perdón y gran bondad, sino el deseo egoísta de ver cumplidos todos sus caprichos.

Quiero que sepas amigo lector, que el hecho de saberte salvo por la bendita fe y gracia que Dios te ha otorgado en Cristo Jesús, no significa que tienes que ser exitoso y prosperado en todo. Sí vas a ser prosperado con toda certeza, pero no necesariamente a nivel económico, físico, profesional o familiar, etc. Vas a ser prosperado según los propósitos y obras de nuestro amado Señor y Salvador, según la perfecta voluntad de Dios toda obra que lleves a cabo por causa de Cristo terminará en victoria, pues Él será exaltado y glorificado independientemente de lo que tengas que afrontar. No importa cómo te puedas ver ante los demás, qué tanto puedas sufrir o cuántas carencias puedas tener según el punto de vista de aquellos mundanos que no ven las cosas con los ojos de la fe. No te dejes llevar por las apariencias, no es lo que nosotros queramos, es lo que Dios quiera y cómo Él lo que quiera.

“…el que corre más rápido no siempre gana la carrera; el ejército más poderoso no siempre gana la batalla; el más sabio no siempre consigue dejar de ser pobre; el más astuto no siempre consigue hacerse rico y una persona educada no siempre recibe la recompensa que merece. Todos tienen sus buenos y malos tiempos”. Eclesiastés 9:11 (Palabra de Dios para Todos).

No es resignación, no es mediocridad, no es falta de fe, no es conformidad… es simplemente la confianza que tengo en el Señor, en saber que tengo lo que Él quiere que tenga, y mientras sea así no tengo porqué perturbarme, pues Él sabe lo que hace. Es más, reconozco que tengo más de lo que pudiera esperar porque nada bueno merezco de parte del Señor y aun así Él me bendice, me sustenta y me provee, cuán grande es su fidelidad. “He vivido muchos años y nunca he visto al justo desamparado, ni a sus hijos sin tener qué comer”. Salmo 37:25 (PDT).

Asegúrate de seguir a Cristo con una motivación correcta, la única que nos debe llevar a buscarlo cada día de nuestras vidas “el querer ser como Él”, para que a través de nuestra vida su nombre sea glorificado y muchos que se encuentran a nuestro alrededor puedan ser alcanzados por su maravillosa gracia. Si tienes una motivación distinta, alineada a los placeres y deseos de tu carne, lo siento, pero dudo que seas un cristiano. Dios nos salvó no para que seamos ricos o prósperos ni para que nuestros deseos fueran por Él concedidos; Dios nos ha regalado la salvación en Cristo Jesús para que le amemos, le sirvamos y en Él llevemos fruto abundante a todo lugar, para que su nombre sea exaltado por el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros gracias a la ofrenda inmensurable que hizo en la cruz. Fuimos comprados a precio de sangre no para ser satisfechos por el Señor, sino para satisfacerlo con una entrega sincera en adoración y total reverencia. Fuimos reconciliados con Dios por medio de Jesucristo para obedecer y cumplir su voluntad, para adorarlo en espíritu y en verdad; a costa de lo que sea, alineados a su perfecta palabra, obrando en todo tiempo según sus mandatos.  “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 7:21 (RV1960).

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. Salmo 1:1-3 (RV1960).

Pidamos perdón a Dios en Cristo Jesús, por entristecernos cuando las cosas no salen como queremos; al final, debemos reconocer que hemos sido escogidos por Él y para Él, que lo importante no es lo mucho que podamos tener o alcanzar, o lo felices que podamos ser; lo importante es que lo tengamos a Él, pues el resto siempre es una añadidura que Él por su divina misericordia nos permite disfrutar.

¡Que todo sea en nuestra vida, como tú quieras Señor Jesús!

Por: Marisela Ocampo O.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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