Dediquémonos a amar a Dios – Marisela Ocampo O.

Dediquémonos a amar a Dios

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Sin importar la magnitud de las circunstancias que podamos estar enfrentando, debemos tener la convicción de que la fe y la gracia que hemos recibido como don de Dios por medio de su Hijo Jesucristo, nunca dejará de alcanzarnos, nunca se acabará y aquellas promesas que nos ha dado de acuerdo a su divina palabra permanecerán para siempre y nada ni nadie podrá arrebatárnoslas.

Lo que Dios nuestro Señor ha iniciado en nuestras vidas por medio de Jesucristo y de su Santo Espíritu, será culminado según su perfecta voluntad y no habrá poder humano ni maligno que pueda obstaculizar las obras que Él ya ha establecido para nuestras vidas. Por lo tanto, nuestra responsabilidad como hijos de Dios es permanecer alineados a su voluntad conforme las Sagradas Escrituras, disponer nuestros corazones ante Él, ser valientes y esforzados y poner por obra cada uno de los mandamientos que nos ha dado; Él nos dará tanto el querer como el hacer por medio su Espíritu para que nosotros podamos cumplir cada uno de sus propósitos.

Así que adelante, no nos rindamos, venzamos todo aquello que pretenda apartarnos de la presencia de Dios; pidamos que nos conceda su favor en Cristo Jesús y nos dé el poder de su Santo Espíritu para que podamos resistir no sólo al enemigo y sus planes perversos, sino también a nuestra carne llena de pecado y rebelión. Demos lugar a la palabra de Dios en nuestras vidas y dejémonos guiar por su Espíritu Santo, obedezcamos sus mandatos y gocémonos en adorar su santo nombre con la forma en que vivimos diariamente; que todos los que se encuentren a nuestro alrededor puedan ver en nosotros el reflejo de la imagen divina, santa y justa de nuestro Salvador Jesucristo, el Hijo del Dios Altísimo.

Que el fruto de nuestra salvación radique en manifestar el amor que tuvo Cristo por nosotros en esa cruz cuando fue clavado por causa de nuestros pecados y que su resurrección se vea manifiesta por medio de la nueva vida que hemos recibido gratuitamente de su parte. Dediquémonos a amar a Dios demostrando con amor a los demás cuánto nos amó Él por medio de Cristo Jesús. Que así sea para gloria de su nombre.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Josué 1:8-9 (RV1960).

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. Mateo 22:37-40 (RV1960).

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Efesios 5:1-2 (RV1960).

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en Él. El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo”. 1 Juan 2:3-6 (RV1960).

Por: Marisela Ocampo O.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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