Nunca tomes venganza, deja tu causa en las manos de Dios – Marisela Ocampo Otálvaro

Nunca tomes venganza, deja tu causa en las manos de Dios

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Existen momentos en los que injustamente podemos ser ofendidos, maltratados o abusados de alguna manera por parte de aquellas personas que se encuentran a nuestro alrededor. En el trabajo, en el ministerio, grupo social o incluso en la misma familia podemos muchas veces experimentar que aunque estamos rodeados de personas que dicen respetarnos o amarnos, con su comportamiento demuestran todo lo contrario. La palabra de Dios es certera, es verídica; al final a las personas se les conoce por sus frutos y no por las falsas manifestaciones de cariño, apoyo o compañerismo. Tarde que temprano lo que una persona guarda en su corazón, sale a la luz. “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:16-20 (Reina Valera 1960).

¿Cómo actuar entonces, cuando estamos siendo maltratados injustamente? Existe una palabra hermosa que nos ayudará a entender qué posición debemos asumir en una situación de este tipo: Pues Dios se complace en ustedes cuando hacen lo que saben que es correcto y sufren con paciencia cuando reciben un trato injusto. Es obvio que no hay mérito en ser paciente si a uno lo golpean por haber actuado mal, pero si sufren por hacer el bien y lo soportan con paciencia, Dios se agrada de ustedes.

Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufriópor ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos.

Él nunca pecó  y jamás engañó a nadie.No respondía cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufría. Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia”. 1 Pedro 2:19-23 (Nueva Traducción Viviente). ¡Qué palabra!

Hermanos(as) no tenemos por qué preocuparnos, llenarnos de ansiedad o temor, Dios es quien se encarga de pelear nuestras batallas así como lo hizo en aquella ocasión cuando el rey David fue ofendido por Nabal. David pretendía tomar venganza por su afrenta, pero la esposa de Nabal, Abigaíl, una mujer sensata, tuvo la sabiduría, el amor y la misericordia para interceder ante el rey por la vida de su necio e insensato esposo. David escuchó a Abigaíl, recapacitó, desistió de tomar justicia por sus propias manos y entregó su causa en las manos de Dios, y Dios siendo justo pagó como correspondía. Nabal murió (la paga del pecado, es la muerte). Ver 1 Samuel 25:1-38.

Esta palabra de Dios nos debe llevar a reflexionar acerca de lo que tenemos en nuestro corazón, la mayoría de las veces que nos sentimos ofendidos por alguien, en lo primero que pensamos es en defendernos y nos olvidamos de que es Dios quien debe tomar dominio y control de nuestros asuntos, mientras que nosotros nos ocupamos de los suyos. Que el Señor nos ayude y nos dé el discernimiento, el dominio propio, la sabiduría y la humildad que sólo Él nos puede conceder en Cristo Jesús, para actuar en toda circunstancia con sensatez y misericordia.

Nunca tomemos venganza, dejemos nuestra causa en manos de Dios, y que cada afrenta que suframos sea una oportunidad para exaltar y glorificar el nombre de Jesucristo, anulando y matando así, nuestro propio yo “egoísta, orgulloso y egocéntrico”. No hay nada mejor que descansar en las manos de Dios y confiar en Él, quien siempre obra con sabiduría y justicia.

“Pidan que Dios bendiga a los que los tratan mal; pidan bendiciones y no maldiciones para ellos. Alégrense con los que están alegres. Lloren con los que lloran. Vivan en paz y armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino amigos de los que la gente desprecia. No se crean mejores ni más sabios que los demás. No devuelvan mal por mal. Preocúpense por ganar el respeto de todos haciendo el bien. Traten de hacer lo posible para vivir en paz con los demás”. 

Romanos 12:14-18 (Palabra de Dios para Todos) 

Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras:

“Yo tomaré venganza;
    Yo les pagaré lo que se merecen”, dice el Señor”.

Romanos 12:19 (Nueva Traducción Viviente)

Autora: Marisela Ocampo Otalvaro

Escrito para www.devocionaldiario.com

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