Pasos de fe – Luis Caccia Guerra

Pasos de fe. Cuestión de decisiones no de sentimientos

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“Amar al prójimo”, “saber perdonar” y “ser feliz” no son cuestiones de sentimientos, sino de decisiones. No son lo mismo, pero van de la mano.

Pero la madre de estas tres cosas, es “pasos de fe”, porque todo lo que no proviene de fe, es pecado (Romanos 14:23).

“Temor es fe en reversa. Y funciona, porque todo lo que es de fe funciona.” Bernardo Stamateas.

Una de las tantas cosas que bloquea, se interpone entre nosotros y Dios, es el temor. Temor al rechazo, cuando decidimos amar a nuestro vecino o compañero de trabajo que nos hace la vida imposible. Temor a ser objeto de más y peores ofensas, de renovarle el crédito al ofensor, cuando decidimos perdonar a quien abrió heridas en nuestro corazón. Temor a las situaciones, a la vida, a lo que vendrá, cuando tomamos la decisión de ser felices sin importar las circunstancias.

Sin embargo, existen temores que son considerablemente más sutiles. Hasta tal punto, que nos resulta difícil identificarlos como temores, como miedo.

Hace tiempo que Dios viene hablándome al corazón en el sentido de tomar un nuevo ministerio, que me saca de lo que habitualmente hago en la Obra. Sin ánimo de entrar en detalles, es algo que ya hice en mi juventud, pero en aquellas épocas los móviles eran muy diferentes. Hoy, con el transcurso del tiempo he comprendido que en aquellos años lo mío no prevenía de fe. Es más, hoy descubro que he estado robando de Su Gloria sumido en mi propia vanagloria, que me gustaba lucirme delante de la congregación.

Hoy aflora otro tipo de pensamiento a la hora de la nueva empresa. ¿Lo podré hacer bien? Es más… ¿LO PODRE HACER? ¿Les voy a caer bien? ¿Me veré bien? ¿Me voy a oír bien? ¿Es esto para mí? Sutiles, pero temores al fin. Fe en reversa.

Hace unos días, el Señor me habló al corazón a través de un evento. Decidí entonces abandonar mi “zona de confort” e independientemente de mis pensamientos y temores, tomar la decisión de decirle a Dios: “heme aquí, Señor”.

VERME a mí mismo como DIOS ME VE, como SU OBRA, sin importar las veces que falle, sin importar las veces que ya le he fallado, sin importar las veces que tendré que intentarlo de nuevo. Toda vez que si mañana aún estoy aquí, todavía tengo un día más para intentarlo y dejar atrás el fracaso de hoy como una experiencia de “cómo NO se hacen las cosas”.

Hoy tomo esa decisión, no ignorando mis temores, sino confrontándolos. Esta vez, es POR FE.

Busqué al SEÑOR, y Él me oyó; y me libró de todos mis temores. (Salmos 34:4 RV2000)

Por: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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