Escudriñad las Escrituras – Luis Caccia Guerra

Escudriñad las Escrituras

Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,  escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;

(1 Timoteo 4:1 RV60)

Vivimos tiempos difíciles… muy difíciles. Aunque esta declaración parezca tremendista, e inclusive, pesimista, hoy nadie duda de que estamos en los postreros tiempos. Los valores están subvertidos. La credibilidad en duda. Todo es cuestionable. Inclusive Dios es cuestionable en los días de hoy. Hace poco escuché en un dibujo animado aconsejado por el canal emisor para niños de diez años de edad en adelante: “-¡Las únicas mentiras son las de la Biblia!”. Mientras las iglesias fundamentadas en la Palabra de Dios luchan por sostenerse en medio de tanto caos y confusión y alcanzar a las almas perdidas con sus buenas nuevas, los detractores llegan a los niños y jóvenes –el estrato más vulnerable de la población en cualquier lugar del mundo– con este tipo de declaraciones que matan el espíritu, veneno para el alma.

Cuando la Iglesia, la institución establecida por Dios en la tierra para la transformación y el cambio, hizo las cosas bien, fue de notable beneficio para la humanidad. Desde sus albores y en unos trescientos años, el cristianismo pasó de ser un culto aborrecido y cruelmente reprimido por los romanos, a convertirse en la religión oficial del imperio.

En cambio, cuando hizo las cosas mal o no las hizo, avanzó el dolor y la oscuridad. Son conocidos los casos de líderes religiosos que en nombre de su credo y de ellos mismos, cometieron e hicieron cometer a sus seguidores verdaderas atrocidades, como suicidios en masa, pedofilia ritual, monumentales estafas y asesinatos sacrificiales. Esto sin contar aquellos que sutilmente se “cuelgan” de las promesas de Dios y tienen un hermoso pasar a costa de las generosas y sacrificadas dádivas de los creyentes.

Hoy más que nunca es necesario estar muy alerta y escudriñar absolutamente todo. En lo secular, trabajo con números, concretamente con liquidaciones de salarios. Cuando surge una cifra desproporcionada por sobre lo que se viene dando como normal y habitual; o por el contrario, si el resultado de la liquidación es menor,  llama la atención y motiva a revisar. Puede que esté bien, pero amerita una revisión cuidadosa. Estamos ante la probabilidad de un error.

Pero esto ocurre no sólo en el ámbito laboral. Haciendo uso de la observación y el sentido común, puedo ver que cuando algo está exacerbado, marcado con cierta frecuencia, vehemencia, estridencia inclusive; es suficiente motivo para desconfiar y someter a un cuidadoso e imparcial análisis. Puede que esté todo bien, pero cuando algo se pone de relieve por sobre el resto de las cosas, en alguna medida se exagera o reitera, es necesario escudriñar rigurosamente lo que sucede y hacia dónde realmente apunta.

En mi país existe un aforismo popular que dice: “Cuando el río suena, es porque agua trae”. Significa que si escuchas cierta clase de “ruido” es porque, aunque no lo veas  y todo parezca marchar por las vías de la normalidad, algo puede no estar bien. Tal vez sí esté todo bien, insisto; pero… ¡cuidado! revisa todo, no sea cosa que haya algo mal.

Esto es aplicable absolutamente en todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos los seres humanos: la familia, lo social, el trabajo, los estudios; la iglesia, inclusive.

La única Palabra Inspirada por Dios es la Biblia, en la cual nos basamos (2 Timoteo 3:16). Todas las cosas que digamos y opinemos sobre ella, NO ES palabra inspirada. Es justamente eso: opiniones y consideraciones sobre lo que ya ha sido escrito e inspirado por Dios.

Por lo tanto, no importa si lo que se dice, lo dicen los escritores de Devocional Diario, inclusive el que suscribe; o el erudito y/o estudioso más prominente. Revisar las cosas no es del diablo, es de Dios; toda vez que en su Palabra existe una severa advertencia a este respecto.

Escudriñad las Escrituras;  porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;  y ellas son las que dan testimonio de mí;

(Juan 5:39 RV60)

Autor: Luis Caccia Guerra

Escrito para: www.devocionaldiario.com

 

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