Pasando por el valle de sombra y de muerte

Este Salmo 23 es uno de los más leídos por muchos y que más nos tocan en momentos donde nos sentimos tristes, agobiados y sin fuerzas para seguir luchando.  Escrito por David en uno de los momentos más difíciles de su vida; luego de haber tenido una aplastante victoria  en su lucha con Goliat tiene que salir corriendo huyendo al desierto por cuanto el Rey Saúl quería matarlo.  Nos conmueve la historia de David al tratar de recordar detalles de su vida  y como la soberanía de Dios lo escoge para que fuera el próximo Rey de Israel.  En su anhelo de agradar a Dios prefirió huir  antes de hacerle daño al Ungido de Jehová. ¡Un hombre conforme al corazón de Dios!  Me imagino dentro del corazón de este joven Rey una pregunta la cual nos llega a todos en estos momentos tormentosos: ¿Por qué yo? ¿Porque tengo yo que pasar por el valle de sombra y de muerte?

Pasar el valle de sombra de muerte nos lleva a momentos de soledad, totalmente desesperantes donde se cierran muchas puertas, los amigos nos dejan y hasta la familia nos abandona. Por supuesto nadie desea ni quiere pasar momentos así, pero son estos momentos los que te harán aptos para tu ministerio y la magnitud de lo que Dios quiera hacer contigo. En Santiago 1: 2-4 dice: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”.  De modo que estos son momentos de entrenamiento para poseer una fe indeleble y fortalecida en Dios. Muchas veces creemos que tenemos fe y que estamos aptos,  pero nos falta la experiencia…por eso escuchamos al siervo Job decir: “De oídas te había oído mas ahora mis ojos te ven”. La experiencia de hace ver cosas que de otro modo nunca veras.

Muchas veces Dios nos permite pasar el valle de sombra de muerte para mostrarnos su gloria; pues cuando estamos en este momento de premura, el poder del Dios eterno se manifestara en nuestra vida.  Así  como cuando los Israelitas estaban en medio del mar Rojo y el ejército de Faraón, con sus mejores capitanes detrás; no había modo de escapar, pero en esos momentos Dios mostro su gloria y se dividió el Mar Rojo.

La vara y el cayado de Nuestro Pastor nos habla de su poder y lo que Él es capaz de hacer con cada uno de nosotros.  Nos infunde aliento el saber que no estamos solos en medio de los problemas y de las adversidades de la vida nuestra copa sigue rebosando porque hemos depositado toda nuestra confianza en Dios.

Nuestra recompensa la leemos al final del Salmo: “ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y en la casa de Jehová morare por largos días”.  Dios te bendiga.

Autora: Lucy Carmona

Escrito especialmente para: www.devocionaldiario.com

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