Oro, Incienso y Mirra – Lucy Carmona

ORO, INCIENSO Y MIRRA

por Lucy Carmona

“Al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”

Mateo 2:11

Mucho se ha hablado sobre los “magos” de Oriente que visitaron a Jesús a pocas horas de nacido. Estos hombres eran reyes de países lejanos, estudiosos de la astronomía. Fue así como estudiando las estrellas, el Espíritu Santo les mostró que un evento sorprendente tendría lugar en Israel; el nacimiento del Rey de Reyes y Señor de Señores. Es realmente emocionante la determinación de estos magos de Oriente. Ellos claramente expresaron: “¿Dónde está el Rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle” (verso 2). Ellos se habían propuesto adorar a Jesús; habrían de hacer un viaje largo, pero su meta era en verdad impactante viniendo de hombres de autoridad y riquezas: “venimos a adorarle”. Su determinación de ver al Mesías era mayor que el sacrificio que tendrían que hacer. Su devoción e intención adoradora sacudió a Herodes, hizo tambalear su reino y le provocó a indagar sobre el Mesías. En este episodio bíblico nos señala los tres elementos esenciales para la más sublime y excelente adoración, los cuales son: Oro, Incienso y Mirra.

A continuación vemos el significado de estos regalos:

I.- ORO

El oro es uno de los metales (sino el primero) más valiosos del mundo. Es símbolo de realeza, dignidad, soberanía y autoridad. Representa posición, gobierno y dominio. El oro da seguridad, influencia e identidad al que lo posee. En el libro de Mateo vemos a los Reyes de Oriente abriendo sus tesoros a Jesús. Ellos le darían de lo mejor que poseían. Trajeron desde lejos todos sus tesoros para adorarle y al verlo, pusieron a sus pies lo más significativo, valioso y profético: El oro como presente a los pies de Cristo significaba que los Reyes tomaban su realeza, posición y dignidad y la sometían al GRAN REY. Toda su identidad, rango, seguridad e influencia la cedían a Cristo. Dicho de otra forma, ellos se sometían, se sujetaban y en obediencia total rendían sus coronas a Jesús; todo lo que implica el oro debe ser puesto a los pies del Mesías.

II.- INCIENSO

El incienso era la sustancia aromática que se quemaba en el Tabernáculo de Moisés y en el Templo de Salomón sobre el altar de oro del incienso; era para uso exclusivamente sagrado. Tenía un simbolismo en sí mismo muy profundo y espiritual. Tenía que ser quemado en el santuario cada día y cada noche como ofrenda agradable al Señor. El incienso era un símbolo de la oración, según ambos Testamentos (Salmo 141:2; Apocalipsis 5:8) y era algo muy preciado y costoso. El incienso también era obtenido a alto precio para perfume, de árboles de Arabia y África (Jeremías 6:20; Cantares 3:6). Este incienso era colocado en una vasija llamada incensario en la cual también se colocaba el fuego para que ardiera en el altar. El altar del incienso, el incensario de oro y el incienso simbolizaron la mediación de Cristo, su posición sacerdotal y su intercesión por el hombre.

III.- MIRRA

Lo importante en cuanto a la mirra es que dicha fórmula debía ser “mirra excelente”. Era para el aceite de la santa unción, para uso santísimo. La mirra fue usada también aprovechando sus cualidades soporíferas, mezclándola con diversas bebidas ofrecidas a personas torturadas.
La mirra vino a ser el regalo que anunció proféticamente momentos muy amargos en la vida del Mesías. El sufrimiento y la negación continua de sí mismo sería la constante en su peregrinar por la tierra. La mirra entonces representa aflicción, dolor, angustia, tiempos de amargura, sufrimiento y muerte de Cristo. La mirra vino a ser el símbolo de “humillación plena” en la vida de Cristo.

En resumen, el oro entregado por los magos a Jesús eran un reconocimiento de su realeza; el incienso, un homenaje supremo a su divinidad y la mirra, un anuncio a sus padecimientos como Redentor de la humanidad.

Y nosotros, ¿Que hemos de ofrecerle al Gran Rey? Estos tres regalos expresaron proféticamente su naturaleza divina y humana, así como sus funciones de Rey, Profeta y Sacerdote (tres unciones) de Jehová. La verdadera adoración requiere de quebrantamiento genuino en su presencia, de actitudes sumisas y no vanagloriosas. Quiera Dios que en estos días regresemos a la genuina adoración y ofrezcamos nuestros mejores presentes al Mesías.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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