LA BENDICIÓN DEL QUEBRANTAMIENTO
Hace poco escuche de una joven la cual desde pequeña, Dios tiene un propósito con ella y ha sido escogida con un ministerio poderoso. Sin embargo, esta joven no ha atendido a la voz de su Creador y por el contrario su corazón se ha endurecido. De aquella joven sencilla y humilde queda muy poco pues ella se ha integrado a un modo de vida donde los amigos, bebida, el baile, y el “happy hour” son la orden de los fines de semana. Pero Dios tiene sus modos de llamarnos la atención, de tocar la fibra de nuestro corazón, y ese modo se llama: quebrantamiento.
Nuestro Padre celestial tiene sus propias herramientas para llevarnos al quebrantamiento. Primero Dios trabaja con el ser humano susurrándole a su corazón. Su gentil y tierna voz nos habla una y otra vez para producir en nosotros un quebrantamiento voluntario. El toca a la puerta y llama; el Señor es todo un caballero., El utiliza todos sus recursos desde la Palabra, los sueños, los familiares, los amigos y en última instancia: la reprensión. De este modo podemos obtener pérdidas económicas, perdida de la salud, perdida de relaciones con amistades y nuestra alma se hunde en un profundo dolor; en este proceso Dios utiliza eventos y circunstancias para llamar nuestra atención.
Cuando Dios toca el corazón es necesaria una atención y una actitud inmediata. “Si alguno oye mi voz y abre la puerta…” En ocasiones pensamos que somos autosuficientes, muchos entienden que su seguridad se basa en los bienes que poseen; pero cuan equivocados estamos si ese es nuestro pensar. En cierta ocasión Jesus relato la historia de un hombre que todo lo tenía, era rico y seguía acumulando riquezas. Llego un día en el cual vinieron a pedir su alma, y su terrible destino fue estar alejado de Dios y de su amor para siempre.
Para experimentar la bendición de Dios debemos ser quebrantados. Jesus también experimento el quebranto “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” Isaías 53:3 En otras palabras, podemos estar seguros de que todo lo que sucede en nuestra vida ha de ser para nuestra edificación; Dios ha de valerse de circunstancias dolorosas para crear carácter en nuestra vida. En el proceso del quebrantamiento Dios nos ha de ir construyendo día a día; el sufrimiento, las perdidas, la escasez, la demolición, y todo tipo de adversidad nos hará fuertes ante las circunstancias de la vida y con toda certidumbre podremos decir como el Apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” 2 Timoteo 4:7
¡Algo mejor hay después del tiempo difícil!
Autora: Lucy Carmona
Escrito para www.devocionaldiario.com