Naciendo de nuevo para poder entrar al reino de Dios – Kenny Quijada

¿Realmente has nacido de nuevo?

por Kenny Quijada

nicodemo-y-jesus“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:1-6)

En el mundo diariamente hay muchos nacimientos de los cuales muchos son de bendición y alegría.

Así como viene un niño al mundo en la mayoría de los casos sin problemas físicos, sin defensas, y con el paso del tiempo hay que ponerle las diferentes vacunas para que su organismo tenga un nivel para defenderse ante los virus que producen las enfermedades que hoy día conocemos.

Todo ser humano en este mundo esta propenso a padecer enfermedades tanto físicas como Espirituales, siendo estas últimas las que pueden llevar al hombre a una vida o muerte eterna.

En el pasaje de la Biblia que toé como referencia para escribir esta reflexión podemos apreciar que fue a Nicodemo a quien el Señor Jesús le dijo que el que no naciere de nuevo; del agua y del Espíritu no puede ver el reino de Dios. La Biblia dice “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23) y “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12) quiere decir que por el pecado de Adam todos somos destituidos de la gloria de Dios, todos los hombres somos pecadores, todos somos nacidos del pecado, todo aquel que no ha reconocido a Jesús como Señor y Salvador personal está muerto espiritualmente pero también la Biblia dice: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.” (Romanos 5:19), queriendo decir querido amigo que me lees que en Cristo Jesús puedes ser constituido justo y si sigues una vida conforme a la palabra de Dios, heredar la vida eterna que solo podemos tener con Dios, nuestro Padre Celestial.

En la vida cristiana no es la excepción, hoy en nuestras congregaciones podemos encontrar hermanos que conociendo la palabra, hermanos que saben las cosas que son agradables a Dios y más aun sabiendo que los frutos del Espíritu son los que deben mostrarse diariamente en nuestras vidas, muestran día tras día todo lo contrario, son más visibles en ellos los frutos de la carne que los del Espíritu, tales frutos los describe Pablo en su carta a los Gálatas, demostrando así que o no han nacido de nuevo o simplemente no han tenido un verdadero encuentro personal con Dios.

Dice la Biblia en 1 de Juan Capitulo 3 v9-10 “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” Amados hermanos, sabemos que como hijos de Dios, no debemos practicar el pecado, más bien debemos poner en práctica la justicia, el amor y la misericordia de Dios, pero de igual forma podemos ver que las obras del diablo son manifiestas aun en los “cristianos” que dejándose llevar por sus sentimientos terminan murmurando, blasfemando y vituperando a los otros hermanos, olvidándose del mandato de Dios que dice que nos amemos los unos a los otros como a nosotros mismos, y que oremos los unos por los otros, pues somos un solo cuerpo en Cristo, y por lo tanto debemos cuidarnos los unos a los otros.

Amados hermanos, nuestros hechos hablan más que mil palabras, demostremos con hechos que realmente somos hijos de Dios y no seamos piedra de tropiezo para que otros puedan llegar a los pies de Jesucristo.

Permitamos día a día que Dios obre en nosotros, y que los frutos del Espíritu sean parte de nuestra vida en todo momento.

Escrito para: Devocional Diario.com

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Publicado en: http://blog.vivoparacristo.info/

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