Hermano Pablo – La vida sale de la muerte

LA VIDA SALE DE LA MUERTE

por el Hermano Pablo

recien-nacidoSombrío y silencioso caminaba el cortejo. Los pinos del cementerio gemían con su suave lamento y aun los pájaros callaban sus trinos y plegaban un momento sus alas. Era el entierro de Diane da Silva, joven de San Cristóbal, Ecuador. Ya el sacerdote se disponía a oficiar el último rito, cuando desde el ataúd se oyó el llanto de un bebé.

Destaparon el féretro, y a los pies del cadáver de la madre había un niño. Acababa de nacer. Nadie sabía del embarazo; ni siquiera el marido, Gabriel da Silva. Las lágrimas de desconsuelo de ese hombre por la muerte de su esposa se convirtieron en lágrimas de esperanza por el nacimiento de su hijo.

Este es un caso extraño, pero no desconocido en los anales de la ciencia. Es posible que un niño nazca del cuerpo muerto de su madre por esos estupendos y misteriosos poderes que tienen la naturaleza y la vida. En este caso, la señora da Silva, muy obesa, nunca le quiso decir a su esposo que esperaba un bebé, para darle la sorpresa. Murió de un síncope cardiaco y la prepararon rápidamente para el entierro. Casi a punto de sepultarla para siempre, su bebé se abrió paso solito hacia la luz y hacia la vida.

La vida siempre triunfa sobre la muerte. Hay quienes vuelven desde el borde mismo de la muerte, personas que tienen enfermedades incurables y sin embargo recuperan la salud y llevan una vida abundante de éxito.

Nunca olvidaré una imagen sencilla pero impactante que vi en un templo en la ciudad de Santa Ana, El Salvador. Vi asomar por entre un ladrillo las tiernas hojas de una plantita que pugnaba por salir a la luz. La planta había rajado el ladrillo, y por la pequeña rendija salía a la luz la tierna hojita. Podía más la fuerza de la vida en esa plantita que el peso de miles de personas que habían pasado sobre aquel ladrillo.

Cristo venció la muerte y el sepulcro, y salió triunfante a la luz de la mañana para darnos vida espiritual. Cuando estamos casi muertos en la depresión y el pesimismo, la vida que hay en Cristo entra en nosotros con fuerza. Si un niño puede nacer del vientre de su madre muerta, un hombre agotado, destrozado y vencido por las desgracias de la vida puede también tener un maravilloso renacimiento espiritual. Hay poder en Cristo para realizar ese milagro.

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