Hermano Pablo – Arrodillado

«ARRODILLADO»

por el Hermano Pablo

avion-vietnamOcurrió durante la guerra de Vietnam. Un piloto norteamericano tenía la misión de bombardear posiciones enemigas. Al acercarse al objetivo, una densa niebla le hizo perder visibilidad. Aun peor, las baterías antiaéreas de defensa abrieron fuego contra su avión.

Las balas pasaban zumbando muy cerca de su aparato. Pedazos de proyectiles volaban en todas direcciones, y el avión recibió varios impactos. Uno de los proyectiles penetró en uno de los tanques de gasolina, que comenzó a perder combustible.

La situación del piloto se hacía cada momento más peligrosa. Sabía que ese pudiera ser su último vuelo. Para añadirle más pavor a la escena, el piloto había perdido contacto con la torre de control de su base.

En el momento en que el aviador logró hacer contacto con la torre, escuchó el siguiente mensaje: «Díganos cuál es su posición.» El piloto, más atento a su supervivencia que a los objetivos de la guerra, y pensando más en su actitud que en su posición física, contestó: «Arrodillado.» Fue una especie de confesión, pero con eso describió su más íntimo sentimiento.

La palabra «arrodillado» es una expresión conmovedora. Expresa necesidad. Expresa contrición. Expresa humildad. Expresa sometimiento.

Hay momentos en nuestra vida en que la mejor posición que podemos asumir es la de estar de rodillas. En momentos de crisis, de dolor, de temores y de angustias lo mejor que podemos hacer es doblar nuestras rodillas y buscar humildemente la ayuda y el sustento de Dios, divino Creador y Salvador.

No hay nadie que pueda soportar solo la carga de la vida. Todos necesitamos la fuerza sobrenatural que viene únicamente de Dios, fuerza que recibimos mediante la oración.

Aun los grandes hombres que gobiernan las naciones, junto con los que hacen gala de ateísmo, cuando la carga se les hace demasiado pesada, en lo secreto de su alcoba hunden el rostro en la almohada y claman a ese Dios que desdeñan en los lugares públicos.

La oración no es acción de almas débiles sino de almas fuertes que buscan la dirección de alguien más fuerte que ellas. Quizá necesitemos la ayuda de alguien más fuerte. Dispongamos el corazón y abramos nuestros labios y clamemos a Dios. Él vendrá en nuestra ayuda. En ese momento difícil de nuestra vida, clamemos al Señor. Él nos escuchará.

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