Solo tienes que creer – Hefzi-ba Palomino

SOLO TIENES QUE CREER

Solo-tienes-que-creer

El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.

1 Pedro 1:7

Nueva Versión Internacional (NVI)

A quien no le gustaría tener una fe que mueve montañas? O que Jesús te dijera: Tu fe, te ha salvado? (sanado) como le sucedió a la mujer que con solo tocar el manto de Jesús quedo sana de una enfermedad que la aquejaba desde hacía mucho tiempo. Luego al verse descubierta, tuvo temor y se sintió avergonzada, porque esa carga la llevaba en silencio y no quería nadie supiera, pero Jesús lejos de reprenderla, la gratifico exaltando su fe.

En este versículo el Apóstol Pedro quiere mostrarnos el valor de la fe, esa  confianza y certidumbre de quien es Jesús, de lo que ha hecho y lo que hace cada día por cada uno de nosotros; una fe arraigada en el conocimiento de Jesús, de quien es El, de creer en El como dice La Escritura, como nuestro Salvador, amigo fiel, de creer en su Palabra, en su amor, en sus promesas, en el Consolador, el precioso Espíritu Santo que Él nos envió; creer y creerle, simplemente porque en El confiamos,  en El reposa nuestra confianza, nuestra esperanza y nuestro futuro.

 Cuantos han oído decir una famosa frase que dice: “Yo no creo, estoy seguro o segura?” aquí , para el mundo, creer parece ser una palabra insignificante, sin ningún valor, que denota más bien inseguridad, incertidumbre y desconfianza; pero para Dios, creer es tener la certidumbre y la confianza, significa tener fe y la fe, mas preciosa que el oro, al final, según se deduce de toda la escritura,  parece ser el propósito de una vida espiritual rica, abundante y creciente.

Hoy no quiero pedirle a Dios que nos aumente la fe,  pues creo que  todo el mundo tiene fe, en cualquier cosa o persona, viva o muerta,  aun los magos, adivinos y curanderos, dicen “haz esto o aquello, con fe, para que se te cumpla”   y lo que actúa allí, es el poder mental de las personas, el yo, que es parte de la carne y no el poder de la fe y el Espíritu Santo de Dios; cuando un mentalista  dobla una cuchara con la mirada, es poder mental y no espiritual; hoy quisiera que nos concentremos y nos esforcemos  en algo más sencillo, más fácil de hacer y que nos llevara a la fe correcta, fe en la persona correcta, la fe en el Dios de La Biblia, Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob y Padre de nuestro Señor Jesucristo; algo que todos podemos comenzar a hacer y en lo que podemos ejercitarnos diariamente , hasta que la fe sea perfeccionada en nuestra vida, en nuestros corazones y eso es: creer

Comencemos a creer como cree un niño, sin cuestionar si es verdad o es mentira, si está demostrado científicamente o no, si es lógico o no;  creer en milagros, hará que estos sucedan: créelo, pero necesitamos poner nuestra fe en Jesús, autor y consumador de la fe y abrir nuestros ojos y oídos para no dejarnos cautivar del  engaño y la mentira, pues escrito esta que llegaran tiempos (del Anticristo) donde veremos milagros por todas partes y de muchas fuentes. No seamos como aquel discípulo que quiso ver las llagas de Jesús para creer que El, había resucitado y a quien Jesús le dijo: “porque me has visto, ahora crees? Bienaventurados los que sin ver, creyeron”

Comencemos por creer en La Palabra de Dios, sea que la leamos o seamos ministrados por Pastores, ya tu creíste en Jesús como tu Señor y Salvador, cree también en todo lo que Él nos habló; cree en su amor, cree en su poder, cree que somos sus hijos, cree en que está sentado a la diestra de Dios Padre, cree que te escucha, cree que al que cree todas las cosas le ayudan a bien; cree que sin fe es imposible agradar a Dios; cree que tú eres de Cristo y cree que todo lo que te sucede, todo lo que eres y todo lo que tienes, es porque Dios te lo ha dado y Él tiene el control; cree que todo pasara, sea enfermedad o angustia, prueba o pobreza, pero La Palabra de Dios, permanece para siempre y El, es inmutable, el mismo ayer, hoy y siempre; cree, simplemente cree, obedece a Dios, según su Palabra y cree que eres libre de pecado y que El Espíritu Santo está haciendo una obra en ti, conforme a la perfecta voluntad de Dios. Cree en Jesús, como la persona y Dios, en quien puedes confiar  y permanece en su Palabra y su amor, porque el prometió nunca dejarnos y estar preparando un lugar para nosotros. Créelo y actúa conforme a lo que crees. Eso es coherencia.

Y un buen día, cuando hayamos superado las pruebas y demostrado que Dios puede confiar en nosotros y que no utilizaremos la fe para boberías,  nos encontraremos con tanta fe, que podremos hacer maravillas y prodigios, como los que hizo Jesús, cuando camino sobre las aguas del mar, cuando calmo la tormenta, cuando decía a un enfermo: “Levante y anda” y este salía corriendo. Creamos, pero creamos en Dios, como creyeron Moisés, los Profetas, Daniel y sus amigos y multitud de testigos más, de quienes nos habla La Biblia.

Dios está obrando milagros todos los días en nuestra vida, desafortunadamente nosotros no los vemos, porque aunque creemos en Jesús, aun somos incrédulos en muchos otros aspectos y esto puede acarrearnos la ira de Dios o que no alcancemos la estatura espiritual que Dios quiere que alcancemos. Vivamos por fe, caminemos por fe, creamos por fe, esperemos por fe, confiemos por fe.

Creer es aceptar y recibir, lo que viene de Dios, sin cuestionarlo.

 Creer es tener fe,

Creer es  saber esperar en Dios

Creer es escuchar su voz y no endurecer el corazón

Creer es aprender

Creer es confiar en Dios

Creer es ver con los ojos del corazón

Creer es ser una nueva criatura en Cristo.

Creer es obedecer.

Autora: Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

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