¿Marta o María? ¿Con quien te identificas? – Hefzi-ba Palomino

¿MARTA O MARIA? ¿CON QUIEN TE IDENTIFICAS?

“Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! —Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.”

Lucas 10:38-42 (NVI)

Anoche mientras leía la historia de Samuel en La Biblia, me encontré con un capitulo que me llamo mucho la atención y que vino a aclararme algunas inquietudes en mi corazón; el capítulo habla de cómo Dios se arrepintió de la promesa que había hecho al Sacerdote Eli, por causa del mal comportamiento de  sus hijos y en consecuencia recibieron una maldición en vez de una bendición y en sus propias palabras les dijo a través del profeta: “veras tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel; y en ningún tiempo habrá ancianos en tu casa” Al poco tiempo, todos murieron y esta profecía se cumplió.

Como trabajo en un ancianato es inevitable que piense y medite acerca de la vejez y de las condiciones en que llegan a este estado, muchas personas; unos enfermos físicamente, con sus cuerpos deteriorados, su mente perdida, con alzaimer y otras enfermedades mentales, pérdida de memoria, etc. Y lo más triste es que muchas de estos ancianos, han sido personas muy importantes en el mundo de la política, del arte, de la música,  de  la milicia y del mundo empresarial y financiero y viven rodeados en sus cuartos de hermosas fotografías de cuando eran jóvenes y apuestos, ricos y famosos, con todos sus descendientes; fotografías  que me ayudan a viajar en el tiempo y poder imaginármelos tiempo atrás como fueron y que clase de  vida tuvieron.

Obviamente la mayoría, por el simple hecho de estar ahí, (pues son lugares muy costosos) se deduce que tuvieron buenas vidas, esplendidas, saludables y abundantes, pero su vejez, en tiempo presente, al día de hoy,  es realmente lamentable y triste.

Entonces, es cuando me pregunto: Si tener larga vida es una bendición, como lo dicen los mandamientos de Dios, porque estas personas tienen tanto sufrimiento y ni siquiera son conscientes de ello? No importa cuán independientes y poderosos hayan sido, ahora dependen de otros hasta para sus necesidades más básicas.

Por otra parte, existen otras viejitas, en el mismo lugar que son muy creyentes y  tienen sus cuartos llenos de crucifijos, ángeles y estampitas antiguas, por lo que me parece que son católicos, que no están tan mal, todavía están lucidos, son más o menos independientes y requieren de menor ayuda; lo mismo observo en mi Iglesia, donde hay incluso consejo de ancianos, aun trabajan como voluntarios, son lucidos y viven en sus propias casas independientes y aun lucen mucho más jóvenes de lo que realmente son. Estoy segura que vivir una vida de fe y esperanza centrada en Jesús, ha sido la clave y que esto hace la diferencia.

El capítulo que encabeza este devocional es muy especial, porque me imagino que Marta y María, eran mujeres jóvenes, mujeres activas en edad productiva y sin embargo, vemos cómo actúan de diferente; mientras una está preocupada de los quehaceres del hogar y de servir, la otra está preocupada de escuchar las palabras de Jesús.

Y es ahí donde vengo a comprender que uno tiene en la vida lo que quiere,  si se esfuerza y lucha por conseguirlo; uno siempre encuentra lo que busca y es lo que decide ser; sin embargo, vivimos en una sociedad donde se le da supremacía al conocimiento y a la riqueza y en ocasiones nos olvidamos que el tiempo pasa y que todo cambia y es pasajero, Dios, el amor y su Palabra, es lo único que permanece; nuestro mundo puede cambiar en un segundo y cuando menos pensamos y aun perderlo todo en un abrir y cerrar de ojos.

Pero si por el contrario, no eres rico, pero tienes lo suficiente y vives agradecido con Dios por todo lo que tienes, no te sientas mal, Jesús nos aconsejó que primero buscáramos el reino de Dios y su justicia y que todo lo demás se nos daría por añadidura y Él lo cumplirá.

Ahora sé que la vejez si es una bendición si  hemos caminado en nuestra juventud y/o adultez con Jesús, si hemos sido obedientes a su palabra y si hemos escuchado sus palabras y las hemos puesto por obra, como lo hizo María, hermana de Marta. La vejez depende de cómo vivas tu vida, no la malgastes ni desperdicies y escoge pasar más tiempo con Jesús y en familia.

No esperemos pues a estar preparados, maduros, viejos  o cualquier otra disculpa para escuchar a Jesús que está intentando entrar a nuestra casa y cenar con nosotros, escuchemos hoy su voz, sus palabras y aceptemos la invitación que hoy se nos hace de recibir a Jesús en nuestro corazón, en nuestra vida, como nuestro único y suficiente Señor y Salvador, no sea que cuando queramos, ya hayamos perdido nuestras facultades mentales y nuestra “sabiduría” se haya convertido en locura.

Haz  hoy este regalo de Vida y encontraras un tesoro en El.

“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.”

Apocalipsis 3:20

Nueva Versión Internacional (NVI)

Autora: Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

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