Las etapas del conocimiento de Dios – Hefzi-ba Palomino

Las etapas del conocimiento de Dios

por Hefzi-ba Palomino

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.

1 Juan 2: 3-4

Este es un tema bien interesante, pues estoy segura todos tenemos en nuestro corazón el anhelo de conocer mejor cada día a Dios, de relacionarnos mejor con El y de acercarnos más, para estar seguros de que El escucha nuestras oraciones y recibir con agrado el cumplimiento de sus promesas y ver realizados los deseos de nuestro corazón; y para poder explicar de una manera más sencilla este tema, me gustaría tomar como ejemplo las etapas del noviazgo.

Existe una primera fase, previa al conocimiento del novio, novia, y es algo que todos (espero) conocemos; es algo que flota en el ambiente y que no se puede definir, está en la atmosfera y brilla en nuestro rostro como una luz; hay atracción, hay curiosidad, nos sentimos felices, nos agrada esa persona, queremos saber todo de ella y nos vamos acercando poco a poco, para obtener más información, como su nombre, su familia, su historia, sus gustos, educación, cultura, etc. Si esta introducción en nuestra vida de un personaje nuevo, resulta positiva y es mutuo el interés, entonces, es el inicio de una linda e indefinida relación, que va a afectar nuestra vida y el futuro de nuestra familia.

La vida espiritual es igual; yo recuerdo antes de conocer a Jesús (a quien no me interesaba conocer y por tanto no lo buscaba) con frecuencia pensaba en El, de alguna manera venían pensamientos acerca de Él a mi mente, otras veces conocía Su palabra y me sentía muy atraída por Su persona y personalidad, aunque andaba en otros caminos, hasta que un día, de pronto me encontré yendo a visitar a una enferma en un hospital y todos mis pensamientos y mi ser (involuntariamente) estaban centrados en Jesús, El Cristo y sin que yo lo pidiera (bueno, no directamente así) ese mismo día conocí al Mesías y Su amor y al día siguiente ya había contactado a una amiga que sabía era cristiana para que me hablara de Él. (fue amor a primera vista) estaba ya enamorada y comprometida con El y en todo lo que tuviera que ver con Su persona; quise saber quién era, saber todo sobre el pueblo Judío (hasta ese momento, para mi completos extra-terrestres) Su historia, su muerte, las razones de su sacrificio y su resurrección; sacaba videos en la Universidad de Discovery Channel acerca de historias de personajes del nuevo testamento y recuerdo que me identifique inmediatamente con el Apóstol Pablo, con Pedro y con el Libro de Isaías, que parecía haber sido escrito exclusivamente para mí y en corazón ardía el deseo de llegar algún día a ser como ellos y Dios me hablaba y hasta me cambio mi nombre de pila.

Dios me había estaba hablando y buscando desde siempre, pero yo no le prestaba atención porque yo practicaba yoga y tenía un maestro oriental (a punto de morir) y me parecía que eso era suficiente para mi, hasta que mi vida entró en una etapa de verdadera crisis y comencé a clamarle a Dios (desconocido) por un camino donde yo pudiera llegar a Él. Yo no lo sabía, pero El Si, y el trajo a mi vida el único camino que podía conducirme a Él: Jesucristo. Y es aquí donde comienzan las etapas del Noviazgo y de la vida cristiana:

1º. Noviazgo – Una etapa de mutuo conocimiento, aunque con El nos lleva ventaja, porque nos conoce desde antes de que nos formara en el vientre de nuestra madre; pero nosotros tenemos mucho que aprender y lo hacemos, gracias Dios, a través de Su Palabra, La Biblia, Los Pastores y el testimonio de otros cristianos. Somos como bebes espirituales y en esta primera etapa estamos adquiriendo conocimiento de Dios, en gran medida, solo a nivel intelectual, con nuestra mente consciente y reemplazando algunos contenidos erróneos que teníamos antes acerca de la vida espiritual. Por su parte Dios, nos está tratando con mano suave, paciencia y mucho amor, pues sabe que somos como cabritos salvajes a los que hay que domesticar y enseñar; y al igual que el noviazgo esta es una etapa color de rosa, una verdadera luna de miel con el novio y con El Señor.

2º. Compromiso. Ya en esta etapa tenemos que saber, estar seguros que queremos pasar el resto de nuestra vida con esa persona y con El, entonces nos ponemos más serios y nos sentimos más comprometidos con las cosas del Señor; ya hemos experimentado Su amor y Su misericordia, Su poder, Su brazo fuerte y no queremos por nada del mundo separarnos de Él; entonces nos comenzamos a volver obedientes, a tratar de hacer todo lo que nos diga en La Biblia, lo que nos aconsejen los pastores, nos bautizamos, nos queremos casar por la iglesia (para toda la vida) etc. Y esta etapa del conocimiento de Dios, es una etapa donde conocemos a Dios a través de Su Palabra y comenzamos a ganar un poquito de confianza, a tener más fe, a esperar en El, etc. Pero sigue siendo un conocimiento intelectual con muchos visos de emocional y algunos destellos de luz, de Su gloria, de intuición y del poder de Su Espíritu.

3º. Matrimonio. Esta es ya una etapa definitiva, no significa la más feliz, ni la más prospera, sino la más importante, porque nos casamos (hacemos un juramente mutuo) no para ser felices, (aunque eso llega en el momento en que tiene que llegar) sino para “Santificarnos” para que los contrayentes se santifiquen, se purifiquen de su suciedad, se cuiden mutuamente y crezcan en el amor mutuo, de la familia y del conocimiento de Dios. Las pruebas no cesan y los azotes de Dios no se hacen esperar y hasta podemos creer por un momento que nos equivocamos de religión, sin embargo, no es así, en esta etapa, por ser la más importante y con base en los conocimientos previos que hemos adquirido de Dios, ya tenemos que empezar a utilizar nuestros órganos espirituales (ojos, oídos, corazón, intuición, revelación, discernimiento) para conocer a Dios, ya no desde un ángulo intelectual solamente, sino desde el espíritu; siendo completamente obedientes a Su Palabra y sensibles a la voz de Su Espíritu.

Es la etapa de la convivencia y es ahora cuando verdaderamente vamos a conocer a Dios, quien es El que vive en mi, Su Poder y la Diestra de Su justicia, porque es El, en persona a través del poder de Su Espíritu, quien estuve, esta y va a obrar en nuestra vida, para que nosotros lo conozcamos plenamente y seamos verdaderamente testigos de Él; este conocimiento de Dios, es más profundo y va mas allá del conocimiento intelectual y del conocimiento de Dios a través de La Biblia; conocemos a Dios a través de Su obrar en nuestra vida, si vivimos una vida donde todo lo rendimos a sus pies; El tomara control de todas nuestras circunstancias y no habrá nada, absolutamente nada que nos suceda que no sepamos que Su voluntad.

Para crecer en el conocimiento de Dios en esta etapa, debemos saber que existe solo una forma: Conocer a Dios a través de la relación que tenemos con El cada día; es a través de esa conexión, de esa retroalimentación, de ver con nuestros propios ojos y reconocer que todo absolutamente se mueve en esta tierra bajo Su voluntad y que existen dos maneras de conocerlo más, de tener tratos con El, de hablar con El y vivir bajo Su perfecta Voluntad, que son: Conocer a Dios a través de la Oración y a través de Su perfecta Voluntad. Este tema lo estaré tratando en mi próximo Devocional, pues como pueden ver, es un tema bastante extenso.

“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”.

1 Corintios 2:11

Escrito para www.devocionaldiario.com

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