La Renovación de la Mente – Hefzi-ba Palomino

LA RENOVACION DE LA MENTE

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que esta viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente.

Efesios 4:22

Este devocional ha estado rondando en mi cabeza desde la semana pasada y desde la noche anterior que me senté a escribirlo, no me sentía bien con el titulo, pensaba titularlo: PARE DE SUFRIR, pero a la vez que me parecía el titulo mas adecuado, también me producía gracia, pues con mi hija muchas veces bromeamos y decimos “pare de sufrir” cuando alguien se pone intenso y hasta llora por razones y motivos francamente insignificantes o al menos a nuestro modo de ver las cosas, aunque tal vez para esa persona sea “el fin del mundo” y por otro lado, recordé que en muchos países de Latino América se usa como eslogan de una conocida religión para atraer a sus seguidores, mientras que en Estados Unidos, esta misma semana escuche una publicidad que promocionaba un producto de limpieza intestinal con la misma frasecita… pero en fin, a final se trata de lo mismo, el mensaje es el mismo; debemos parar de sufrir por bobadas, dejar de preocuparnos tanto por cosas que están fuera de nuestro control, dejar de desgastarnos física y emocionalmente, porque mientras nosotros llenamos nuestra mente a diario con pensamientos y sentimientos inútiles, no estamos dejando espacio en nuestra vida para las cosas del Señor.

Hagamos la prueba con una vasija: llénala con algo de arena, un poco de agua y una que otra piedrita; ahora imagínate que llega un invitado a tu casa con una botella de vino y quiere llenar esa vasija con el vino…que crees que pasaría? Lo mismo sucede en nuestra mente: Cristo es la luz de nuestra nueva vida; es el que quiere llenar nuestra mente con vino nuevo, con vida nueva, con pensamientos nuevos, sanar nuestra mente y nuestro corazón, pero lamentablemente no podrá hacerlo mientras nuestra mente este llena de pensamientos inicuos, banales, vacíos y sin sentido y nuestro corazón, lleno de rabia, resentimientos, falta de perdón, vanidad y egoísmo.

Si por un día observáramos nuestros pensamientos y nuestros sentimientos como simples espectadores, sin critica, sin juzgamiento, sin opiniones, al finalizar la tarde o antes de acostarnos, nos daríamos cuenta que el 90% de ellos, son físico desperdicio, basura y preocupaciones sin sentido; sufrimiento por cosas demasiado pequeñas y sin importancia y en la mayoría de los casos por proyecciones futuras, que están fuera de nuestro control y dominio o por cosas pasadas, sobre las cuales lo único que tenemos que hacer es dejar atrás, dejar ir, olvidar o superar y aceptar…. y ya.

Entre todo este contenido sobresale una preocupación que es muy común entre los seres humanos y es el preocuparse y sufrir, enojarse o airarse, por lo que hacen los demás y hay quienes sufren y se quejan todo el día por todo: porque hace frio, porque hace calor, porque la comida esta buena, porque esta mala, porque alguien hizo algo que le molesto, o dijo algo que no le gusto, porque es de día o es de noche, porque tiene, porque no tiene o simplemente porque es una forma de expresar su inconformidad ante el hecho de que como humanos, somos frágiles y no somos perfectos, pero en el fondo de nuestro ser queremos controlarlo todo: el tiempo, las personas, como piensan, como sienten, como actúan y quisiéramos también controlar las circunstancias, los acontecimientos, el futuro y lo porvenir; nos gusta criticar a todo el mismo, pero somos incapaces de reconocer que no somos lo que quisiéramos ser, ni mucho menos perfectos; nos gusta tener el control en la casa, en el trabajo, en la escuela y hasta en la iglesia, pero lo único que realmente podemos controlar es a nosotros mismos, aunque esto represente un verdadero sacrificio.

No podemos tener ningún control sobre nadie, ni cambiar a nadie, ni hacer que alguien actúe como nosotros queremos; el único verdaderamente capacitado para transformar vidas es Jesús y por eso, esta clase de preocupaciones y de sufrimiento es completamente inútil, un desperdicio y no aprovecha para nada. Además, porque preocuparnos por lo que otros hacen si al final, todos tenemos dar cuenta de cada uno de nuestros actos y cargar con las consecuencias de nuestras acciones?

El reto que nos lanza el Apóstol Pablo, de renovar nuestra mente, es tan valido hoy como hace dos mil años, es valido para todo creyente en el Salvador que quiera conectarse y vivir en permanente comunión con Cristo y es un reto para verdaderos hombres y mujeres valientes, que se atreven a enfrentarse contra si mismos; a desechar ese viejo hombre, esa viaja manera de vivir y renovar su mente en Cristo y para ello, comenzar a liberarnos de esta pesada carga que ponemos en nuestra mente y nuestro corazón, es un buen comienzo.

Yo prefiero escribir sobre vivencias personales y puedo dar testimonio de que liberar a nuestra mente de criticas y pensamientos innecesarios y a nuestro corazón de enojos, nos lleva a un estado de perfecta paz, donde podemos fluir por la vida con mayor alegría y nos permite estar mas atentos a la voz de Dios, abre nuestra mente a la intuición y hasta mejorar nuestra capacidad de relacionarnos con los demás, pues optimiza nuestro estado de animo y nos hace mas sociales y saludables.

El corazón alegre hermosea el rostro, relájate, sacúdete de tu vieja naturaleza y comienza a disfrutar de las hermosas promesas de Dios para tu vida; deja el futuro en sus manos, entrégale a El, lo que mas amas y ora por las personas a las que no entiendes y no puedes cambiar y que son diferentes a ti; el verdadero amor, nos da la capacidad de aceptar a las personas como son, sin querer cambiarlas, con la seguridad de que Dios cuidara bien lo que tu le entregues en sus manos y hasta mejor que tu, porque El, si tiene el control sobre todo y sobre todos en esta tierra y confía en Dios, con todo tu corazón, si estas falto de algo, pídele al Señor, pues al que pide se le da.

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Filipenses 4:19

Autora: Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

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