El poder de la palabra – Hefzi-ba Palomino

EL PODER DE LA PALABRA

poder de la palabra

“Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.”

Mateo 15:18 (RVR1960)

¿Has pensado alguna vez en lo poderosa que es la palabra, el verbo, el sonido? De la boca nuestra salen palabras, sonidos, tan poderosas que pueden dar vida o quitarla. Dar vida cuando sale dulzura, amor, palabras de consuelo, de consejo, de sabiduría y  de amargura, cuando salen insultos, malas palabras, confrontaciones, reclamos, cuando lastimamos a alguien con lo que decimos, aunque nos escudemos en la excusa de que somos “sinceros”.

Así mismo en Santiago 3:4 vemos como de la misma manera que una nave se controla con un pequeño timón, los seres humanos podemos controlar nuestra vida, controlando nuestra lengua.

¿Cuántas veces no nos hemos arrepentido de algo que hemos dicho?  O ¿quisiéramos que el tiempo pudiera volver atrás para no haber dicho algo o simplemente, las consecuencias de algo que se dijo, fueron más allá de lo que hubiéramos imaginado?

En Génesis, Cap. 1, desde el  versículo 3 al versículo 14 leemos que Dios Dijo: (hablo, abrió su boca, pronuncio palabras) palabras creadoras  como Sea, Haya, Llamó, Hizo, Júntense, Produzca,  e inmediatamente  el Universo obedece y crea la vida abundante sobre la tierra, todo con el poder de su palabra.

Ahora bien, si somos primeramente creación de Dios, porque nos formó del polvo de la tierra y nos infundió su aliento (El Espíritu) nos creo conforme a su imagen y semejanza (somos su imagen en la tierra)  y finalmente porque creímos en Jesús con nuestro corazón y lo confesamos con nuestra boca; no es lógico pensar que tenemos el mismo poder, la misma capacidad o habilidad de manejar nuestra lengua como Hijos de Dios, como representantes de Dios sobre la tierra, como sal y luz de esta tierra?  Sí, Somos vasos portadores de su Gloria, templos del Dios Viviente, del Espíritu Santo, nuevas criaturas, con una ciudadanía en el Reino de los Cielos.

Esta es pues, una gran responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros, pero podemos  tomarla como ligera, si la tomamos  con amor, porque  Dios es amor y ese amor vive en ti, en mí y en cada uno de sus hijos, para que nuestra palabra sea dulce, suave, sabia y profética.

Y este tema lo traigo a colación porque las ciencias modernas de comunicación y psicología, como la Neurolingüística, conocen, saben y manejan muy bien el tema y lo utilizan para su beneficio, aunque desafortunadamente no sea  con fines espirituales. Esta es una poderosa herramienta que Dios nos da, para que nosotros la usemos conforme a su voluntad y que debemos aprender a usar, ejercitarla y rescatar de la Palabra de Dios, para ayudarnos a nosotros mismos y ayudar a otros. ¿Cómo hacerlo?

Creyendo. Porque la fe nace de lo profundo del corazón, es el ¿Por qué? De todo lo que hacemos,  sentimos y pensamos.

Memorizando La Palabra de Dios, las promesas, las palabras de Jesús. Porque cuando memorizamos, interiorizamos e impactamos nuestro inconsciente y cuando lo necesitas, brotara de tu interior, como ríos de agua viva, como Palabra pronunciada por Dios, con poder, con protección, con consuelo, con esperanza, con fuerza y produciendo lo que dice esa palabra.

Declarando La Palabra, pronunciando con tu boca conforme a la Palabra de Dios, profetizando, orando, pidiendo, atando, echando fuera, arrebatando, reclamando tus bendiciones, tu sanidad, tu salvación, la salvación de tu familia, la sanidad de otros y todo aquello que necesitamos para nuestra vida.

Cantando. La música, el canto, la alabanza, cumplen un papel muy especial en el Reino de Dios, porque Dios lo recibe como incienso, con olor fragante y cuando lo alabamos a pesar de nuestras necesidades, aun si pasamos por un desierto o estamos escasos, la alabanza abre las ventanas de los cielos y derrama bendiciones sobre nosotros. Recordemos que a la verdad, Dios  busca adoradores en espíritu y en verdad y con nuestras alabanzas, alegramos el corazón de Dios. Y para los más arriesgados, también Danzar produce una unción muy especial. A mí me encanta.

Siendo Humildes.  Debemos aprender a ser humildes, pues Dios no ama al rebelde, al prepotente, al orgulloso. Y la humildad, nos acerca al Trono de Dios, nos ayuda a controlar nuestros sentimientos y nos ayuda a callar cuando tengamos que callar, nos ayuda a controlar nuestra lengua, nuestras palabras y sobre todo nos ayuda a reconocer nuestros errores y a perdonar.

Practicando. Aprende a hablar con amor, a bendecir, incluso hablar en lenguas, profetiza sobre tus hijos, sobre tu pareja, sobre tu vida, hablar con autoridad, toma decisiones, habla con Dios, Él está en ti, conversa con El, es nuestro amigo, nuestro consolador, nuestra guía, pregúntale, consúltale antes de tomar una decisión, escucha a Dios y comienza a conocerlo, a sentirlo, a reconocer su voz. Es el Espíritu de Dios en ti, es Su Presencia.

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”.

Juan 15:26  (RVR1960)

Por Hefzi Ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

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