El Ministerio de la Piedad – Hefzi-ba Palomino

EL MISTERIO DE LA PIEDAD

por Hefzi-ba Palomino

E indiscutiblemente, grande es
El misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles
Creído en el mundo
Recibido arriba en gloria.

1 Timoteo 3:16

Es asombroso como puede resumirse en tan solo un párrafo toda la obra majestuosa de parte de nuestro Padre Celestial y Jesús de Nazaret, su unigénito hijo; a Dios le tomó miles de años su planificación e implementación y su ejecución y cumplimiento, 33 años de la preciosa vida del Nazareno; mientras su impacto, resultado e influencia se extienden hasta la eternidad, mas allá del tiempo.

Esta semana que los cristianos de todo el mundo, celebramos La Navidad, no puedo menos que meditar en este maravilloso día en que Jesús Nació y como a pesar de que eso sucedió hace mas de dos mil años, gracias a esos acontecimientos y al legado que nos dejaron los primeros cristianos, El Apóstol Pablo y los Apóstoles que vivieron y caminaron con El Salvador, nosotros y aun nuestras futuras generaciones, fuimos y seguiremos siendo alcanzados por este Misterio De La Piedad de Dios como gentiles y herederos de las promesas, el amor y la redención, que alcanzan a su pueblo, sus hijos, sus elegidos y al remanente escogido de Israel.

Y de cómo todo este maravilloso regalo de su gracia llego a nosotros como resultado de un largo proceso y trabajo de Dios en nuestra vida, en nuestros padres, abuelos y antepasados; a mi me ministra y me identifico mucho con estas cartas del apóstol Pablo a Timoteo, especialmente, en la 2ª. Epístola del Apóstol Pablo a Timoteo, 1:4-7, cuando le recuerda a Timoteo que la Palabra de Dios, es como una semilla que fue sembrada en él por su madre y su abuela, porque yo crecí con mi abuela Materna y ella era una mujer creyente y muy piadosa y supo sembrar en mi la Palabra de Dios y esa semilla un día dio fruto y conocí y acepté a Jesucristo, a pesar de que quise buscar mi propio camino y me aparté por muchos años, Dios permitió que yo conociera todo lo que quise conocer antes de rendirme a sus pies y reconocer que en nadie mas podría encontrar La Verdad y al igual que Pedro, reconocer que solo El, tiene Palabras de Vida.

Y en honor a la Verdad y a la Justicia que está en mi y en cada uno de nosotros, me siento profundamente agradecida y quiero hoy rendirle toda mi admiración y respeto a la mujer que hizo esto fuera posible: A Maria su madre, fue una mujer virtuosa, temerosa de Dios, obediente y muy valiente, considerando la época, la cultura y la religión como se practicaba en este tiempo y creo que junto con otras mujeres de la Biblia, tenemos mucho que aprender de ellas.

Pero en realidad el mensaje central de este devocional es que hagamos por nuestros niños, lo que nuestros padres y abuelos hicieron por nosotros: sembrar en sus corazones la semilla de la Palabra de Dios, sin importar cuando, como o donde va a florecer y a dar fruto y esto lo digo, porque a medida que pasa el tiempo y nos modernizamos o nos vamos involucrando con los retos de la vida y las cosas del mundo, vamos perdiendo nuestras tradiciones, buenas costumbres y hasta podemos llegar a olvidar el significado de la familia, los hijos, los padres y sobre todo el norte que cada cual sigue, que debe estar centrado en la vida espiritual y en el Reino de los Cielos, pues todo lo demás, Dios no lo da por añadidura.

Sembremos en la mente de nuestros hijos la semilla de La Verdad, porque muchos creen que hay que dejar que el niño crezca y que cuando sea grande decida y lo que ellos no saben es que cuando el niño sea grande, simplemente va a manifestar los deseos e ideas que se sembraron en él cuando niño; lo que absorbió su mente del entorno en que creció; no dejemos que sea la TV. La violencia, la mentira y el engaño el alimento de su mente y su corazón; ni las escuelas donde ya no se habla de religión o los amiguitos de nuestros hijos, quienes determinen el futuro y destino de nuestros hijos; a Dios se le conoce primeramente en casa y esto puede lograrse con una simple lectura de La Palabra de Dios, diaria de 15-20 minutos; una reunión familiar para leer la Biblia y aclarar todas las preguntas que allí surgen; llevarlos a La Iglesia cada Domingo, aunque creas que allí solo juegan y mucha comunicación; habla con tus hijos, gánate tu confianza y confidencia cuando están chicos y ellos tendrán un amigo, una amiga en la que pueden realmente confiar.

“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, Y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”.

1 Timoteo 1:5

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