El cielo gobierna – Hefzi-ba Palomino

 EL CIELO GOBIERNA

El-cielo-gobierna

“Lo que Daniel le dijo al rey Nabucodonosor se hizo realidad. Un año después, el rey andaba paseando por su palacio y dijo: «¡Qué grande es Babilonia! ¡Yo fui quien la hizo grande y hermosa, para mostrar mi poder a todo el mundo!» Todavía estaba hablando el rey, cuando se oyó una voz del cielo que le dijo: «Rey Nabucodonosor, a partir de este momento dejarás de ser rey. No vivirás ya entre la gente, sino que vivirás siete años entre los animales. Comerás hierba del campo, como ellos, hasta que reconozcas que el Dios altísimo es el único rey de este mundo. Sólo Dios puede hacer rey a quien él quiere que sea rey». Estas palabras se cumplieron inmediatamente, y el rey dejó de vivir entre la gente. Comía pasto, como los toros, y se bañaba con el rocío del cielo. Sus cabellos parecían plumas de águila, y sus uñas parecían garras de pájaro.

Daniel 4:28-33 (NVI)

Con frecuencia nos preocupamos y hasta sufrimos por la forma en que el mundo, sus gobernantes y sus gentes se conducen, pero basta solo con abrir La Biblia y leer historias como esta de Daniel y el rey Nabucodonosor, para recordar que de Dios es esta tierra y todo lo que en ella hay, que El, tiene el control y que ni una hoja cae, sino es su voluntad. Vivimos en otro siglo, pero también en este siglo vemos como se cumple la Palabra de Dios y como trastorna en locura la supuesta sabiduría de los sabios de este mundo, por eso no los culpamos de las locuras que hacen, las leyes que promulgan o las injusticias que hacen.

Es increíble como Dios trastorna mentalmente a Nabucodonosor, después de presenciar el poder de Dios al librar a Daniel y sus compañeros del horno de fuego e incluso haber  decretado que se reconociera al Dios de los Judíos, como el único Dios de dioses  y Señor de reyes; su arrogancia y orgullo por la Babilonia que él creía haber creado, convirtieron su poder y sabiduría en simplemente locura; desterrado y despojado de su reino, vago por 7 años en el bosque en compañía de animales salvajes, hasta que finalmente reconoció que estaba allí, no por su voluntad sino por la voluntad del único Dios verdadero.

Una vez más, Dios nos recuerda que la soberbia, el orgullo y la arrogancia, son como enormes rocas en el camino que nos impiden contemplar la belleza,  la majestad, el poder y la sabiduría de Dios, para gobernar la tierra, los hombres y todo lo que sucede tanto en el cielo, como en la tierra.

Dios nos da sabiduría y el comienzo de esa sabiduría, es el temor de Dios, aprendamos a comportarnos con sabiduría, con conocimiento y con inteligencia, para aplicar esa sabiduría con prudencia, con temor reverente y  siendo lo suficientemente humildes para reconocer que lo que somos o tenemos, es porque Dios nos lo ha dado; que somos viajeros del camino y que estamos de paso por esta tierra, no somos dueños de nada, solo administradores de la gracia que Dios nos ha dado a cada uno, conforme a sus misericordias.

Si tenemos algo de que sentirnos orgullosos, si acaso, es del día en que Dios nos recogió del camino en que andábamos solos, sucios, abandonados, sin amor, caminando a tientas, y presumiendo de saber lo que realmente no sabíamos.

Hoy, quiero unirme al coro de la canción que dice: “Que sería de mi si no me hubieras encontrado, donde estaría yo, si no me hubieras rescatado, sería como un pájaro herido que se muere sediento, viviría sin……” puedes seguir cantándola, y también quiero decirlo fuerte, que se oiga a los cuatro vientos y que repique en los cielos:

¡G R A C I A S    J E S Ú S!

Autora: Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

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