Cargando fruto – Hefzi-ba Palomino

Cargando Fruto

cargando-fruto

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.”

Juan 15:4 Reina-Valera 1960

Para mí, una de las enseñanzas más importantes de Jesús, podríamos decir que es esta. ¿Porque? Porque si nos miramos a nosotros mismos, nuestros hechos, palabras, acciones, descubriremos que todo en la vida, es un proceso, tiene un inicio, sigue un plan, enfrenta obstáculos,  necesita un  tiempo y nos lleva a tomar acciones que finalmente tienen unos resultados, o frutos.

Todos tenemos sueños y si queremos lograrlos necesitamos un plan, pero ese plan no se hace solo, necesita alguien que lo ejecute, que tome acción, que lo arranque, que lo inicie y que lo termine.  Así como un carro puede llevarte donde tú quieras, tú debes primero prenderlo y segundo,  saber que ruta seguir, conocer  las direcciones o el GPS que te indique hacia dónde quieres ir.  

Para muchos, lo difícil en cualquier proyecto que uno se  proponga en la vida, es el inicio, el arranque, es dar el primer paso y si, de verdad que esto es muy, muy importante, porque hay que ponerle ruedas a nuestros planes, a nuestros sueños y es tan importante, que de este principio, se desprende un segundo principio: terminar todo lo que se inicie, no dejar proyectos empezados, sea una carrera, un viaje, una relación, una mudanza, o cualquiera que sea el plan o el proyecto. De hecho esta es una característica de Dios y como sus hijos, debemos forjar nuestro carácter y no ser fusilamines, analizar muy bien antes de iniciar algo, para no estarse arrepintiendo a mitad de camino, con las consecuencias de pérdida de tiempo y económicas que esto conlleva. Teóricamente esta teoría lo que dice implícitamente es: “ya arrancamos y en el camino se arreglan las cargas”  porque según esta forma de pensar,    lo que se vaya presentando, se va solucionando y si muchas veces este es el caso, pero no siempre es así y espiritualmente hablando, no podemos aplicar “leyes naturales” a un proceso “espiritual” como es la Salvación, pues las leyes espirituales están más allá de lo natural, de lo físico, de lo tangible, de lo que podemos percibir con nuestros sentidos y hasta más allá de nuestra razón, como es el caso de la fe.

Por eso, me atrevo a compartirles mi opinión, pues para mí, lo más difícil no siempre es solo “empezar”, pues uno puede empezar muchos proyectos y dejarlos a mitad de camino, para mí lo más difícil es “Permanecer” eso es realmente lo importante y mayor aun cuando se trata de permanecer en El Señor.

Ya hemos creído en el Señor, nos hemos bautizado, tenemos fe, nos congregamos y leemos la Palabra,  que es nuestro alimento espiritual, amamos a Dios y estamos en medio de un proceso, que ya no depende de nosotros, sino de Dios,  ya con nuestra voluntad, aceptamos a Dios en nuestra vida,  empezamos, arrancamos, iniciamos a caminar por el camino que Dios nos mostró y no podemos ni volver atrás, ni  debemos apartarnos, alejarnos de Dios, enfriarnos, ser tibios o indecisos.

Esforcémonos pues,  por permanecer  en el, por no apartarnos de él, sino apartarnos del mal y hacer el bien, con nuestra mirada, nuestra atención fija en Jesús, el autor y consumador de la fe, apartados de todo aquello que nos haga pecar, apartados de todo aquello que nos quite la paz, apartados de chismes y murmuraciones, de críticas y juicios,  ofreciendo nuestro corazón, nuestro amor a Dios, perdonando, sirviendo, restaurando lo que hemos dañado y procurando una relación más estrecha, cercana, real y verdadera con nuestro Dios y Salvador.

Porque los galardones, las coronas y los premios, las moradas y todo lo que Dios tiene preparados para sus hijos, no son para los que empiezan mucho y terminan poco, sino para los que permanecen, en Cristo, en su Palabra, los que llevan fruto, los que están maduros, los que han superado las pruebas, los que han puesto por obra sus palabras, los que han multiplicado sus talentos y no solamente han manifestado los frutos del espíritu en su ser, sino que llevan o cargan abundante fruto, comparten el evangelio y han sacrificado su YO, (tomando su cruz y siguiendo a Jesús), aceptando que Dios no nos llamó para una vida fácil, sino para  ser  humillados por el mundo, para   permitir que Cristo, moldee nuestra vida y nuestro carácter,  conforme al Plan de Dios para cada uno de nosotros.

Estamos en tiempos muy difíciles y debemos ponernos serios con El Señor, tomar en serio nuestro regalo de Salvación, apreciar el sacrificio de Jesús en la cruz y no seguir un evangelio de a veces si, a veces no, molestos con nuestros pastores, con nuestros hermanos o familia u ocupados en cosas que no aprovechan; ya es hora de dejarnos de tantas boberías y vivir el evangelio conforme debe ser.

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”

Apocalipsis 1: 7-8  (Versión Reina Valera 1960)

por Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Share

Comparte:


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: