¡Que no te roben tu bendición! – Hefzi-ba Palomino

¡Que no te roben tu bendición!

por Hefzi-ba Palomino

jacob-e-isaac“Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, sino me bendices”.

Génesis 32.26

Es increíble la forma en que interactúa Dios con sus amados y estos con El. A quien se le ocurriría en nuestros días pelear contra Dios? A mi, ¡No! Es el equivalente a retarlo o rebelarse contra su autoridad.

La historia de Jacob (posteriormente llamado Israel, pues Dios le cambió el nombre) es de las más apasionantes de la Biblia; sus doce hijos dieron origen a las 12 tribus de Israel; desde su nacimiento mostró su fuerte carácter: agresivo, tramposo y competitivo, logró robarle la bendición a su hermano Esaú. Lo que llama la atención, es que Dios, así como el era, así lo amó; se le reveló en sueños cuando el acampó en Betel, para bendecirlo con grandes promesas, en el momento en que huía de su hermano. (Gen 28:10-22)

Personalmente creo, que lo más valioso de Jacob, era su actitud hacia Dios. De este encuentro se deduce lo que tenía en su corazón: a) Temor de Dios. Cuando se dio cuenta que el lugar donde estaba era sagrado; lo llamó casa de Dios y puerta del Cielo. Betel. b) Obediencia. Creyó lo que le dijo el ángel y lo primero que hizo al despertar de su sueño profético, fue ungir con aceite una piedra, para que sirviera de señal. c) Determinación. Cuando hizo pacto con Dios ofreciéndole el diezmo de todo lo que Jehová le diere. d) Perseverancia. Desde que obtuvo en forma fraudulenta la bendición de su padre, hasta que regresó a su tierra, con dos mujeres y 11 hijos. (José aun no había nacido)

Durante este tiempo muchos acontecimientos sucedieron en la vida de Jacob; fue engañado y explotado por su suegro, trabajó duramente pero el seguía adelante, perseveraba y Dios estaba con el, le bendecía, protegía y prosperaba en toda obra de sus manos.

Al fin, cuando pudo regresar y había ganado el amor de su Raquel, antes del encuentro con su hermano Esaú, tuvo un encuentro con Dios, luchó con El, cuerpo a cuerpo, peleó físicamente con El y como resultado obtuvo su bendición. (Gen 32.24)

Afortunadamente nosotros sus actuales hijos no tenemos que batirnos a muerte por la bendición de Dios, pues El ya nos ha bendecido a través de Jesucristo con toda bendición del cielo. Ef. 1.3-4. Pero si tenemos que pelear contra huestes espirituales de maldad y tenemos a nuestro alrededor una nube de contantes tentaciones, pruebas y batallas que librar para mantenernos firmes en la fe, victoriosos en Cristo, santos y sin mancha y con la armadura de la fe puesta, listos siempre como soldados que se alistan para la batalla; pues el enemigo de Dios y nuestro, aun es un usurpador, ladrón, engañador y padre de la mentira y debemos estar alertas, velando siempre porque el enemigo anda suelto y viendo a quien engañar.

Tenemos la bendición, provisión y protección de Dios, sin embargo, el enemigo siempre está trabajando para estropear la Obra de nuestro Señor y es por eso que debemos estar atentos para no caer en sus trampas; conocer sus estrategias y no creerle, porque el que duda, no agrada a Dios.

Se que no hemos logrado la medida de la perfección y santidad a que somos llamados y que esto seguramente nos pone en una situación similar al comportamiento de Jacob, pues podemos tener poco o mucho en común con el, pero también sabemos que a pesar de nuestros errores, Dios nos ama incondicionalmente; ha sido fiel; ha tenido misericordia con nosotros y nuestras familias; no nos ha dejado ni abandonado; nos ha dado a su unigénito Hijo Jesucristo; ha derramado su Santo Espíritu sobre nosotros y podemos contar con su preciosa palabra, su guía e instrucción.

Si alguno se siente débil, desanimado, si ha dejado de servir al Señor, si se siente apocado: Levántese hoy, despiértese y pelee, pelee por su bendición, no ya para obtenerla, pues ya la tiene, sino para conservarla. No permita que el enemigo se la robe; conoce cuales son las armas y herramientas del enemigo y vive una vida en victoria, porque Cristo ya peleó y venció por ti, por mi y por todos los que en El creen.

Todos tenemos el anhelo de ser fructíferos para el Señor; de presentarnos un día delante de El y decirle, unas palabras como las que El pronuncio hacia el Padre por nosotros antes de su partida, algo como: “Señor, estos son los que tú me encargaste, los he cuidado, les he hablado de ti; tú los pusiste en mi camino con un propósito y yo, he cumplido” y creo que ese día indefectiblemente debe llegar para cada uno de nosotros, cuando tengamos que rendir a Dios cuentas de nuestra vida.

Así que, ¿Qué mejor momento para darle un giro a nuestra vida que este nuevo año? ¿Cuando tenemos toda la fuerza, la motivación y el amor por la Obra del Señor?
Todo buen soldado, se prepara, conoce al enemigo para descubrir sus debilidades y saber como atacarlo, vencerlo y como defenderse y estas son algunas armas que pueden estar a favor o en contra de nuestros propósitos:

1. Desánimo. Es un arma del enemigo para desanimarte de tus propósitos y se vale de ella de dos maneras: En tu mente, trayendo a tu mente tus debilidades; haciéndote dudar de ti, de quien eres, de tu fuerza y hasta de Dios y segundo, a través de otros; por eso, si le crees a Dios, actúa, no esperes la aprobación de terceros, familia, expertos o de desconocidos, Dios ya te aprobó y tú conoces el potencial, los dones y talentos que Dios te ha dado; solo tu puedes desarrollarlos; no permitas que nada, ni nadie, lo ponga en duda, trate de menospreciar tus capacidades o te desanime, ésta es un arma muy poderosa del enemigo; si logras aceptarlo, creerlo, te debilitará y entraras en un estado de inercia, donde no tienes ganas de hace nada y si no haces nada, no tendrás ningún resultado, será una obra vacía, sin fruto y sin cosecha. Para evitar esta inercia, mantente activo, ejercítate, haz el bien, ora, medita, lee la palabra y Dios te fortalecerá y te mantendrá activo y el enemigo no podrá desanimarte.
2. Excusas. Las excusas de una u otra manera están relacionadas con el desanimo, y con las debilidades, si las crees y no le crees a Dios, estas frito. No te permitas a ti mismo ninguna excusa, aprende a identificarlas y a vencerlas, porque “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, amor, control y dominio propio” 2ª. De Ti 1.7 Cuando te traces una meta, pon todo tu empeño en cumplirlas, eso es disciplina y la disciplina sirve para formar el carácter y para hacerte fuerte. Dios a quien ama, también disciplina. Las excusas, son el escudo de las debilidades y tú no puedes darte ese lujo.
3. Teorías, argumentos y razonamientos en contra de Dios. Recuerda que tu fe se fundamenta en Cristo y El es el camino, la verdad y la vida. Algo puede ser lógico, razonable y hasta correcto, pero puede no ser verdad. Este es el medio que utiliza el enemigo para desestimar y desvirtuar la verdad de Dios, poner en tela de juicio a Jesucristo y negar el poder del Espíritu de Dios; a través del engaño y la mentira, desviar aun a los escogidos, estabilizar y crear confusión en la mente de los creyentes. Por esta razón, tú debes conocer muy bien la palabra de Dios, orar en todo momento y lugar, refugiarte en el Señor y El te dará sabiduría y discernimiento para rebatir todo argumento que se levante en contra de nuestro Dios. Recuerda el reino de Dios no consiste en humana sabiduría, sino en el poder de Dios. 1ª. Co. 2.5
4. Impaciencia. La Palabra de Dios nos enseña que la naturaleza de Dios y su misericordia es para siempre; que El, siempre termina lo que comienza y que nosotros somos obras de sus manos y el terminará en nosotros, lo que empezó; que el no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta; siempre cumple sus promesas y su palabra es verdad; pero el enemigo quiere en ocasiones hacernos creer lo contrario, que Dios no nos escucha, no somos dignos, no somos sus hijos y utiliza esta herramienta haciéndote creer y hasta escoger el camino fácil, rápido, que por lo que general trae consecuencias dolorosas.
5. Perseverancia. Saber esperar es un arma muy poderosa para la bendición y el cumplimiento de las promesas de Dios, pero el enemigo también la conoce y una misma tentación, puede venir una y otra vez hasta que logres vencerla. Tu por tu parte puedes usarla para la victoria; trata de terminar siempre lo que comiences y siempre persevera; si las cosas no resultan de una manera, insiste de otra; si el camino por el que te metiste no te llevo a donde tu querías; busca vías alternas, trata de encontrar otro, no te rindas; si el trabajo que tu tanto deseabas no resultó, sigue buscando, llenando aplicaciones, enviando hojas de vida, métete a Internet, habla con amigos, pero no desistas. Tal vez ese no era o no era el momento, pero no pares, sigue hasta que tengas tu bendición, acuérdate que Jacob, peleo con Dios, tuvo un encuentro con El y no lo dejó, hasta que Dios lo bendijo. Pase lo que pase, esfuérzate y se valiente, sigue adelante. Recuerda que Dios esta contigo, como estuvo con Moisés y con Josue.

“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; Como estuve con Moisés, estaré contigo; No te dejare ni te desamparare”.

Josue 1.5

———–

Escrito para www.devocionaldiario.com

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Share

Comparte:


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: