Entre dos Tramposos, La Gracia de Dios – Guaroa T. Gautreau

ENTRE DOS TRAMPOSOS, LA GRACIA DE DIOS

por Guaroa T. Gautreau

biblia712I-Jacob y Labán

Cuando leemos la historia de Jacob, debemos detenernos en un personaje que, de no ser por la soberana Gracia de Dios, sería no sólo el actor principal en aquel drama, sino el vencedor absoluto. Este personaje es sin duda, Labán, tío y suegro por partida doble de aquél a quien el mismo Señor le pondría el nombre de: Israel.

Recordemos que Jacob había llegado a Harán huyendo de su hermano Esaú, después que, siguiendo las instrucciones de su madre, Rebeca, había tomado su lugar para recibir las bendiciones que Isaac estaba dispuesto a otorgarle a su hijo primogénito. Dios tenía como propósito bendecir a Jacob y él era el señalado para continuar la línea piadosa de la cual vendría el Mesías, pero sin dudas el Señor no necesitaba ayuda y aún Esaú hubiese recibido la bendición de su padre, El iba a cumplir su promesa.

No podemos saber a ciencia cierta, porque Las Escrituras no lo dicen, si Rebeca tenía en mente aquella profecía de Génesis 25:23, cuando discurrió el plan de engañar a Isaac, para que Jacob suplantara a su hermano o fue por su marcada preferencia hacia su hijo menor, pero fuere como fuere, el proceder no fue el correcto.

Utilizando como motivo ante Isaac el hecho de que Jacob, de quedarse con su madre y su padre podría casarse con una de las hijas del lugar, Rebeca le vendió la idea de enviarlo a Harán (Padan-aram) a buscar esposa donde su familia materna. (Génesis 27:46; 28:5). Esto podría estar en el corazón de Rebeca, pero podemos deducir que su interés principal era proteger a su hijo favorito de la ira de Esaú, quien había dicho que cuando su padre muriese, iba a matar a su hermano (Génesis 27:41-44).

Así, Jacob huye y luego de tener un sueño donde el Señor le habla y le da una promesa maravillosa (Gén-28:10-21), pero donde él, falto aún de un conocimiento real de Dios, trata de negociar, ofreciéndole que El iba a ser su Dios, si lo protegía y suplía sus necesidades, ( Gén.28:20-22). ¡Típico ejemplo de no buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia. Así llega Jacob a donde su tío, quien le recibe con muestras de alegría (Génesis 29:13-14). Este era Jacob, el Suplantador.

Ahora bien, pasemos a conocer un poco del carácter de Labán, antes de seguir en el caso que nos ocupa, vayamos a Génesis 24, donde se relata cuando, muchos años antes Eliezer, criado de Abraham, llega por encargo de su amo a buscar esposa para Isaac y se encuentra con Rebeca (quien llegó a ser la esposa de Isaac y madre de Esaú y de Jacob) e identificándola, con ayuda de Dios, como la joven idónea para su señor, le solicita alojamiento, para poder acercarse a su familia.

Dicen Las Escrituras que cuando Labán vio los brazaletes y el anillo de oro, todos de gran valor en posesión de su hermana y oyó el relato de las posesiones de Abraham, corrió a buscar a Eliezer a la fuente y lo llevó con todos sus animales a su casa (Gén.24:30-31).

Evidentemente que el interés mostrado por nuestro personaje tiene una relación directa con las joyas que puso el criado en manos de su hermana, luego, Eliezer entregó más regalos a Rebeca, pero también le dio presentes a él y a su madre. (Gén.24:53) No podemos dejar de mencionar el hecho de que Labán y su familia conocían de la existencia de Jehová, pero eran adoradores de ídolos, como veremos más adelante.

Sin embargo le tenían temor, aunque no un temor salvífico, al Dios Todopoderoso . Por eso expresó que: “Del Señor ha salido esto; no podemos decirte que está mal ni que está bien” . Gén.24:50.

Después de un largo diálogo, donde participo Labán de manera muy activa, lo que deja ver su importancia en la familia. Vista la poca intervención de Betuel, su padre, suponemos que posiblemente como primogénito, ya Labán estaba ocupándose de muchos de los negocios de la familia, debido a la probable edad avanzada de su padre, decidieron permitir que Rebeca acompañara al criado de Abraham, pero luego trató, junto con su madre de demorar su partida y fue necesario que la misma joven expresara su decisión de ir, para que la dejaran salir de inmediato. (Gén.24: 55, 58)

Es de reconocer y alabar la intervención Divina en todo esto, por la la manera que fue dirigido Eliezer y ver cómo Rebeca dejó a su familia para ir a casarse con un desconocido, en un lugar muy lejano a donde ella había nacido y crecido. Esta era una decisión que no muy fácil de tomar.

De manera que podemos entrever ya, que Labán era interesado y bastante “travieso”. Si lo decimos en nuestro lenguaje coloquial dominicano, era un “mañoso”.

A donde este personaje, ya convertido en jefe de la familia, es donde llega Jacob y encuentra un contrincante digno de él.

II-Jacob en Padan-aram

Una vez Jacob en casa de Labán y viendo este último que su visita no era transitoria, le preguntó que cuál sería su salario, en el entendido de que iba a laborar con él atendiendo sus rebaños. Después de haberle contestado “te serviré siete años por Raquel, tu hija menor”, de la cual se había enamorado desde que llegó a ese lugar, a lo que Labán estuvo de acuerdo, empezó Jacob a trabajar y los siete años le parecieron pocos días, por el amor que le tenía. Gén.29:18-20

Cuando se cumplieron los siete años y se presentó la ocasión de que se celebrara el matrimonio, aparece la primera mala jugada del tío con el sobrino. Después de haber hecho la celebración del matrimonio, donde todo lo que se hacía y se decía, estaba enmarcado en el hecho de que la esposa sería Raquel, al llegar el momento de consumar el matrimonio en la noche, el padre a quien trajo, en la oscuridad, fue a Lea, la hermana mayor de Raquel.Gén.29:23

Cuando en la mañana, Jacob se dio cuenta del engaño, le reclamó a Labán, quien argumentó que la costumbre era que la hija mayor se casara primero, pero que cumpliera la semana de festejos del matrimonio y él le iba a dar a Raquel, por otros siete años de trabajo. Gén.29:27-28

Esta es una jugada sumamente astuta: aseguraba el servicio de un empleado excelente (Gén.31:38-40), amarrándolo con sus dos hijas; y sabiendo el amor que le tenía a Raquel, se la ofrece por un servicio adicional de siete años, con la certeza de que Jacob no se negaría, pero para no desanimarlo, se la da como mujer después de la semana de la celebración de la boda con Lea, para que no tenga que esperar otros siete años para tenerla, aunque sí tenía que trabajarlos.

Y aquí quiero analizar un poco todo lo que había pasado. Es cierto que los contratiempos de Jacob vinieron como consecuencia de su pecado, pero ¿qué hubiese sucedido si Labán no hubiese hecho una acción tan artera? Bueno, pienso que era muy probable que Jacob no se involucrara con otra mujer. Ahí tenía el ejemplo de Isaac, su padre, de quien la Palabra de Dios no lo menciona involucrado con ninguna mujer que no sea Rebeca. Si no hubiese hecho esto, no se presentaría la rivalidad entre las dos esposas y Bilha y Zilpa no hubiese entrado en escena como mujeres de Jacob y al haber habido una sola madre, es probable que las envidias y competencias entre hermanos, fueran mínimas o no hubiesen existido y José no tendría que ser vendido.

Entonces las cosas, que ineludiblemente iban a suceder de acuerdo a plan Divino, seguramente hubieran sucedido mucho más cómodamente para Jacob. Sin embargo, debemos una vez más reconocer la grandeza de nuestro Dios, que puede sacar bien hasta de la maldad del hombre y que es fiel para cumplir su promesa y a pesar de todo, Su santa voluntad se hizo.

Los engaños de Labán no se detuvieron ahí. Cuando su sobrino le reclamó que quería irse a su tierra, le pidió que se quedara con él, que había notado que el Señor le había bendecido por su causa. Jacob convino en quedarse, si él le daba todas la ovejas y cabras manchadas o moteadas y los corderos negros. Inmediatamente su tío dijo que sí, pero aplicando otra vez la astucia, aquel mismo día apartó todos los animales con las características que había dicho Jacob, se las dio a sus hijos y los envió lejos, a tres días de distancia, dejando a Jacob con el resto del ganado, es decir los animales blancos. (Gén.30:31-36). Esto, para que cuando él fuera a buscar los animales manchados al rebaño no encontrara ninguno.

III-Dios Interviene

Labán, actuando de una manera muy astuta, pensaba que todo estaba bajo control, pero Quien verdaderamente siempre tuvo el control, es decir, el Señor, decidió comenzar a variar los resultados en los tratos de Labán y Jacob. El tío le dijo que su ganado iba a ser el manchado, moteado o negro y entonces, todas las hembras parieron de esos colores. Cambió entonces el trato, pero nuevamente las hembras parían de acuerdo a lo que él establecía. Así, Jacob fue engrandeciéndose hasta que Labán ya lo miraba con cara “no amigable” y hasta sus hijos decían que él había despojado a su padre de su riqueza. (Gén.31:1-2)

Dios le había dicho a Jacob que saliera de esa tierra y él se lo comunica a sus mujeres y se decide a irse sin decirle nada a su tío Labán, quien se enteró a los tres días y con sus parientes lo persiguió por siete días hasta darle alcance. Sólo Dios sabe las maquinaciones de venganza que llenaron la cabeza de Labán, de sus hijos y los demás parientes, cuando perseguían a Jacob. Su empeño perduró durante una semana, pero él no contaba con el Dios que protegía a su sobrino. Ya cuando iba a desencadenar su furia, El Señor lo visita en sueños y le dice: “Guárdate de que no hables a Jacob descomedidamente” (Gén.31:24, RV).

A partir de ahí todo cambió, a pesar de que Labán reconvino a Jacob por los dioses que Raquel le hurtó, lo cual era desconocido por el sobrino, quien aprovechó y le expresó todas sus quejas por su mal proceder. De paso, el caso de los ídolos hurtados (que no fueron hallados por haberse sentado Raquel sobre ellos), confirma que el arameo era idólatra y que sólo temía las consecuencias que podrían llegar sobre él, si desobedecía al Señor.

Luego de un intercambio de promesas y un breve período de reunión familiar, Labán “besó a sus hijos y a sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su lugar” Gén. 31:55 y Jacob siguió adelante.

Ahora Jacob se encamina a su casa con sus s hijos y sus madres, pero le viene el temor del encuentro con su hermano Esaú. ¡Cuántas cosas estarían pasando por su mente!. Recordaba su engaño y debía recordar también la ira de su hermano, de un hombre rudo, acostumbrado a andar por los montes detrás de las presas y pensaba seguramente en el daño que pudiese hacerle, no sólo a él, sino a sus tiernos hijos y a sus madres.

Pero El Señor no iba a dejar su plan sin terminar y otro capítulo se abría en la vida de Jacob. En su temor y su angustia, Dios se acercó a él y luego de una noche de batalla espiritual, del crisol del Señor, surgió otro hombre: Israel. Dios había transformado a Jacob y ya jamás sería el mismo. Y sin detener Su misericordia y Su gracia, obró en el corazón de su hermano, quien lejos de agredirle, le abrazó y todo quedó en paz entre ellos dos.

Muchas cosas sufrió Jacob como consecuencia de su pecado. Fue explotado como trabajador, dice que “Estaba yo que de día me consumía el calor me consumía y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos”, Gén.31:40, sufrió con la rivalidad de sus dos esposas y tuvo que enfrentar a su tío. Aunque la Biblia no lo dice expresamente, el hecho de que no se mencione a Rebeca otra vez, hace suponer que cuando el volvió de Padán-Arám, ya había muerto, de manera que no volvió a ver a su madre y aún padecería cuando la rivalidad de sus hijos culminó en la venta de José por envidia de sus hermanos, a los mercaderes que lo llevaron a Egipto.

Sin embargo, todo lo que hemos visto nos muestra un escenario donde el autor, productor y principal autor de la obra es el Señor Dios Todopoderoso. El llevó a Jacob, El dirigió todo y a pesar de todo el pecado involucrado y la maldad de Labán y de Jacob, cumplió su promesa y preservó a su siervo hasta convertirlo en Israel. Entre dos mañosos, la gracia de nuestro Gran Dios, actuó y sacó los frutos que El quería, conforme a Su soberana voluntad, de manera que Su propósito se cumplió, como seguirá cumpliéndose desde la eternidad, hasta la eternidad.

Cuando no se indica otra fuente, las citas bíblicas son de la Biblia de Las Américas

RV= Biblia Reina-Valera.

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