No entenderás hasta que permitas que Jesús viva en ti – Estephany Cordova V.

NO ENTENDERÁS HASTA QUE PERMITAS QUE JESÚS VIVA EN TI

“Si hoy escuchan la voz de Dios, no sean tercos, como aquellos israelitas, que no quisieron obedecerlo en el desierto. Ellos quisieron ver hasta dónde soportaría Dios su desobediencia”. Hebreos 3:8

En el día a día es triste ver ciertas prácticas, creencias o estilos de vida que lejos de ser de edificación son de perdición. Son muchas las veces en las que quisiéramos gritar y decir que aquello que creen es normal en realidad no lo es.

La palabra normal se ha vuelto prácticamente en un cliché, ya que cada vez que tenemos la oportunidad dar nuestro punto de vista de cierta conducta siempre nos responden con un ¡es normal! Sin embargo, no se percatan que eso “normal” les puede traer consecuencias irrevocables a sus vidas.

Cuando le dijimos sí a Cristo, le dijimos sí a la verdad y aunque ésta dolió fue mejor saberla que seguir caminando ciegos. El día que de nuestra boca salió un “renuévame Señor, ya no quiero ser igual” nuestro alfarero echó manos a la obra y empezó a poner en nuestro camino circunstancias, personas, situaciones todo con el fin de hacer de nosotros una vasija nueva y hermosa.

NADA ES DE CASUALIDAD

Entonces ¿qué sucede con aquellas personas que por más que les dices que aquello que hacen no está bien lo sigue haciendo? Lo que sucede es que aún no han recibido a Cristo en su corazón, no le han permitido que sea Él quien trabaje en sus vidas.

He escuchado de muchas personas que cuando se dan cuenta que algo anda mal en ellas buscan desesperadamente ayuda por otro camino y claro pueden encontrar en él  quizás consuelo, ánimo y muchos valores pero solo será por un corto tiempo. El único que puede transformarnos de manera total pero paso a paso es Jesús.

La voluntad, sí claro que sí es fundamental para dejar hábitos o estilos de vida pero de nada nos servirá si no caminamos juntos al Príncipe de paz y sanador de todo, él es quien da las fuerzas necesarias para eliminar toda conducta dañina, Él y solo Él puede hacerlo. Con las fuerzas propias solo conseguiremos cansarnos y acabar sin ánimo para continuar.

No debemos desesperarnos aunque a veces solemos hacerlo y es que no es fácil quedarse callado cuando se ha encontrado la cura para el mundo entero que se encuentra afligido, no es fácil mantenerse quieto. Sin embargo, podemos predicar la palabra de Dios y si se niegan a escucharla entonces a orar se ha dicho.

Oremos una y otra vez por aquella persona o personas que están afligidas y digámosle con toda honestidad y autoridad de manera muy educada lo siguiente:

Jesús es el único que puede darte las fuerzas necesarias para dejar algo que más que edificarte te humilla, no se trata de fuerza de voluntad solamente, se trata de pedir ayuda, ¿quién mejor que Dios, alguien que no se burlará o te condenará? Entrega tu vida a Cristo, no esperes un día más, no esperes un segundo más, no tengas miedo que él te ayudará a levantarte a tanta caída que puedas tener. Dios se muere de amor por ti, pero no comprenderás que ciertas cosas son malas hasta que permitas que Jesús viva dentro de ti, créeme él tiene el poder para hacerlo, nada ni nadie puede hacerlo, sólo él.

Autora: Estephany Cordova V.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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