Me traicionaron los zapatos de tacón – Estephany Cordova V.

Me traicionaron los zapatos de tacón

Y Jehová es el que va delante de ti; Él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas, ni desmayes.

Deuteronomio 31,8

Mis zapatos nunca los olvidaré, ya que a través de ellos mi Señor Jesucristo me dio una lección que me niego a olvidar.

Eran las cinco de la mañana y tenía a cuestas dos exámenes de fin de ciclo y no había estudiado lo suficiente. El día anterior me la pasé llorando por aquel muchacho que pedí que buscara a Dios y guarde su corazón para mí y que finalmente me dijo que no lo esperara más porque él no iba hacerlo. La necedad me consumió y las lágrimas salieron de una en una.

Fui a dormir por cansancio más que por sueño. Sabía que tenía que estudiar pero sentía que había algo dentro de mí que no quería. Me decía a mí misma una y otra vez vamos Estephany da tu último esfuerzo, vamos Estephany Dios necesita que des tu mayor esfuerzo.

Cuando iba cerrando mis ojos pensaba que esto era demasiado para mí y que de alguna u otra manera sentía que todos me dejaban, me abandonaban, sentí que estaba sola en esto de seguir adelante.

Entonces a las cinco de la mañana me puse a estudiar con desgano pero lo intentaba y de pronto mi mamá me dijo algo que me dolió y que me afirmaba el pensamiento que había tenido la noche anterior, estaba sola.  Minutos más tarde mi papá hizo lo mismo pero respiré profundo y recordé lo de resistir y esforzarme y ser valiente. Una vez en el ómnibus me puse a orar y pedirle perdón a Dios por haber cedido al sentimentalismo la noche anterior.

Cuando bajé del carro para tomar otro que me llevara a la universidad, la suela de mi zapato se despegó y me vi en serios problemas. Muy nerviosa llegué a la siguiente avenida con la esperanza de hallar a un zapatero pero no encontré a nadie, solo una señorita que con un pegamento trataba de ayudarme pero sin éxito alguno.

Muy agotada y con un retraso de diez minutos llegué a la universidad y de pronto la otra suela del otro zapato también se despegó. En ese momento solo quería llegar al aula pero el primer grupo ya había ingresado, por lo tanto tenía que esperar el siguiente  turno.

Sentía que todos me abandonaban incluso mis zapatos de tacón.

Una de mis amigas me ayudó a pegar las suelas y una vez que lo consiguió fui a dar mi examen, me encontraba tan nerviosa que lo di mal. Al salir de salón quería llorar y no hacer más que quejarme con Dios y conmigo misma.

Sin embargo, algo dentro de mí, es decir el Espíritu Santo me dio discernimiento y me dijo:

Hey, Estephany sigue, continúa, aún te falta un examen por dar dentro de dos horas. Ve estudia, sigue esforzándote.

Ante palabras tan firmes, respiré hondo y me vino a la mente  un devocional escrito por Brendaliz Avilés donde contaba que ella se había caído minutos antes de su exposición de inglés y que lo llevo a cabo a pesar de todo y dio lo mejor de ella misma.

Querido hermano quizá en ese momento deseaba sentir el abrazo de una persona de carne y hueso que me dijera Teffy sigue adelante, pero a cambio recibí los abrazos y hurras de muchos ángeles y el espíritu santo de Dios, no tienen idea como me alentaban una y otra vez.

Al terminar el segundo examen, el cual di mucho mejor que el anterior, me fui en paz a casa, caminé un buen trecho hasta llegar a la avenida y en el camino hacia ella todo me parecía tan celestial, la brisa del aire era deliciosamente tibio, el cielo estaba tan resplandeciente y el sol que puede decir del señor sol, estaba simplemente radiante.

Y fue hasta ahí cuando entendí lo siguiente:

Escogí los zapatos equivocados, a pesar que mi mamá me había advertido de no usarlos, los zapatos luego me dieron la espalda porque no eran para mí pero a pesar de todo ello quien NUNCA ME DIO LA ESPALDA FUE DIOS.

Los zapatos querido hermano pueden ser aquellas decisiones equivocadas que usted y yo tomamos y como es natural pagamos o estamos pagando las consecuencias y quizás duele pero así como a mí a usted DIOS NUNCA LO DEJARÁ DESAMPARADO PORQUE A PESAR DE TODAS NUESTRAS MALAS DECISIONES DIOS SIEMPRE NOS TIENDE LA MANO PARA DECIRNOS:

TODOS TE PODRÁN DEJAR PERO YO NUNCA TE DEJARÉ

Autora: Estephany Cordova V.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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