De despreciado a admirado – Enrique Monterroza

La historia de Alexander…

De despreciado a admirado

Alexander siempre fue un joven con baja autoestima, esto debido a su apariencia que no era la que él hubiera querido. Quizá Alexander no era guapo físicamente para la gran mayoría de personas y viviendo en una cultura en donde la apariencia cuenta mucho, siempre fue menospreciado y hasta despreciado por los demás.

Alexander sufrió en carne propia el desprecio de sus amigos, las burlas diarias de sus compañeros de estudio, no era popular y si quizá lograba algún puesto notorio era por las burlas que todo el mundo hacia de él.

Sin embargo Alexander se refugiaba en Dios, pues había encontrado en Dios lo que necesitaba, leía su Palabra por largas horas, se deleitaba leyendo y meditando su Palabra, quizá la hermosura no era una cualidad de Alexander, sin embargo Dios estaba apunto de hacer cosas maravillosas en su vida.

Alexander a pesar que intentaba no sentirse mal por los desprecios y burlas de los demás, siempre de una u otra forma se sentía afectado, sin embargo batallo todo su tiempo de estudio con ello y logro graduarse de Arquitecto, tres años después se graduó de un Instituto Bíblico y decidió dedicar su vida a las Misiones.

Aquel joven con baja autoestima, sin tanta belleza física y callado, ahora se había convertido en todo un hombre adulto y en un Misionero respetado y admirado en países de África y Asia, pues al mismo tiempo que construía viviendas para personas necesitabas llevaba mensajes de salvación a las personas. Alexander había encontrado en la cultura africana y asiática lo que no encontró en nuestra cultura hispana: respeto y admiración, que no se basaba en su apariencia física, sino más bien en sus cualidades como ser humano.

Vivimos en una cultura que presta atención a las cualidades de las personas basadas en su apariencia, a veces despreciamos a la gente por como luce, como habla o como se viste, sin darnos cuenta de lo maravillosos que pueden ser como personas, como hijos de Dios, como siervos del Señor.

Dios a diferencia de nosotros, no ve las apariencias de las personas, ni los usa por lo bello o no que sean, ni por lo joven o viejo que sean, la Biblia dice que Dios ve el corazón: “—No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El SEÑOR no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el SEÑOR mira el corazón”. 1 Samuel 16:7 (Nueva Traducción Viviente).

La gente de nuestra cultura juzga mucho en base a la apariencia o edad, sin embargo es hermoso saber que Dios puede usar a una persona no importando su apariencia física o su edad, cuando Dios decide usar a una persona lo hace y aquellos que en su momento fueron despreciados pronto pueden llegar a ser admirados por lo que Dios esta haciendo en su vida.

No desprecies a las personas según su apariencia o su edad, no menosprecies la falta de belleza de las personas porque no sabes que diamante en bruto puede haber detrás de lo que estas menospreciando, amemos a todos por igual, respetemos a todos no por como parezcan, sino por lo que son realmente.

¡Las apariencias engañan y son temporales, el corazón sincero y humilde perduran para siempre!

Autor: Enrique Monterroza

Autorizado para publicarse en: www.devocionaldiario.com

Escrito para www.enriquemonterroza.com y www.destellodesugloria.org 

 

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