¿Te identificas con la contienda y sus acciones? – Paula Andrea Vega

¿Te identificas con la contienda y sus acciones?

por Paula Andrea Vega

contienda“Porque el siervo del señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, que con mansedumbre corrijan a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él”
(2 Timoteo 24-26)

De acuerdo al diccionario contencioso es el que por costumbre contradice o disputa todo lo que otros afirman. Yo digo que contencioso es un ser conflictivo que genera incomodidad en un grupo o comunidad, porque la divide por sus juicios. Es alguien que da pereza frecuentarle, porque no es agradable compartir con quien esta refutando lo que los demás opinan o los está cuestionando siempre. A veces no dejan hablar y se consideran jueces.

Desde la reflexión, la contienda viene a ser un ladrón que debemos aprender a reconocer y a dominar inmediatamente. Es una fuerza peligrosa que aísla y suma malas vibras como dirían hoy los jóvenes.

No es bueno estar a la defensiva todo el tiempo y menos quitarle méritos a los méritos. Lo fundamental es controlar la contienda antes de que ella nos controle a nosotros. Así que la pregunta de hoy es ¿te identificas con la contienda y sus acciones?

La actitud de juicio es una puerta abierta a la contienda. Juzgar lleva a chismes, destruye la armonía, la unidad y nos saca del área de las bendiciones que Dios tiene guardadas para nosotros. Es normal que si alguien nos hiere el enojo surja y no es malo, siempre y cuando no sea ese el director de nuestros actos y nuestro cotidiano sentir. Cuando alguien contiende porque sí, es mejor apartarse y sí somos nosotros los contenciosos miremos hacia dentro y tomemos medidas bajo la dirección de la palabra de Dios…

Amado lector, a veces siendo ya cristianos y aún congregándonos juiciosamente tenemos partes oscuras en nuestro ser que relucen en los momentos y situaciones que ponen a prueba el carácter y proceder como humanos ya sea dentro o fuera de la congregación donde nos enfrentamos al mundo de aparentes temores cristianos… Por eso es mejor estar muy pegaditos del Espíritu santo y no fortaleciendo nuestros instintos.

Dios es amor y misericordia, ama a quienes son rectos y por ello nos enseña a que “sobre toda cosa guardada, guardemos nuestro corazón porque de él mana la vida”. Por ello la importancia de permitirle a Dios y a su Santo Espíritu que actúe y dirija nuestros impulsos de acuerdo a su propósito.

Cuando se presente la tentación de hablar y juzgar a otros pensemos que Dios cambia las cosas a través de la oración y la fe, y no a través de nuestras opiniones y chismes. Recordemos que todo tiene una causa y por ley de gravedad un efecto. No seamos instrumentos de rencilla, seamos instrumentos de amor y sabiduría.

Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
(Mateo 7:2).

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Visita a Paula Andrea Vega: www.levantatusmanos.blogspot.com

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