Una moabita en el linaje de David – Darío Eguizábal

Una moabita en el linaje de David

por Darío Eguizábal

ruth-biblia“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”

Ruth 1: 16

La historia de Rut nos ofrece un rápido paseo por el mundo del antiguo testamento y las costumbres del pueblo judío en esa época. Para el creyente de la actualidad, presenta una valiosa enseñanza respecto del impacto que tiene un testimonio de vida cristiana en las personas que aun no han conocido al Señor, y nos llama a ser fieles aun en las dificultadas. Este libro también nos presenta como la poderosa mano de nuestro Señor interviene en la vida de sus hijos, aun cuando estos no se percaten de ello, en este caso la acción divina aseguró la preservación del linaje de David, que es también el linaje de nuestro Señor Jesucristo.

LA FAMILIA DE ELIMELEC EN MOAB (Ruth 1: 1-5)

Al principio de esta historia, se narra cómo Elimelec (en hebreo significa “Mi Dios es rey”) decide dejar su tierra, Belén de Judá, debido a una hambruna que azoto esa tierra. Tomó a su esposa Noemí (en hebreo significa “mi dulzura”) y sus dos hijos Mahlón (probablemente su nombre signifique en hebreo “enfermedad”) y Quelión (probablemente su nombre signifique en hebreo “agotamiento”) y partió hacia los campos de Moab.

La tragedia persiguió a esta familia y Elimelec falleció, dejando a su esposa con sus dos hijos. Sus hijos se casarón con mujeres moabitas, aun y cuando este tipo de unión era severamente prohibida por la ley de moisés (Deuteronomio 23:3). La esposa de Mahlón se llamaba Rut (se desconoce su significado exacto pero probablemente significa “amiga”), y la esposa de de Quelión se llamaba Orfa (algunos traducen este nombre como “obstinación” o “rebeldía”). Pasados diez años, los hijos de Noemí murieron, dejando a su madre desamparada sin su esposo y sin sus hijos.

Pero nuestro Señor que hace nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21:5), encaminó las cosas para bien conforme a su voluntad (Romanos 8:28), ninguno de los protagonistas de esta historia estaba conciente del importante papel que tendrían en la historia de la raza humana.

NOEMÍ REGRESA CON RUT A BELÉN (Ruth 1: 6-22)

Noemí escuchó que “Jehová había visitado a su pueblo para darle pan” (v6), esto implica que la hambruna había terminado y decide regresar a su país, llevando a sus dos nueras con ella (v7). Pero Noemí revisa su situación y considera que las jóvenes moabitas, podrían tener un mejor futuro si de quedaban en Moab, por lo que les pide que regresen a la casa de su madre (v8) y se casen nuevamente (v9).

En un primer momento ambas manifestaron que querían ir con Noemí (v10), es evidente que apreciaban mucho el estilo de vida que habían tenido junto a Noemí y sus hijos. Las jóvenes moabitas habían conocido al Señor con esta familia, y estaban dispuestas a dejar a sus parientes para seguir a Noemí a una tierra que no conocían, donde incluso podría ser menospreciadas por no ser judías. Pero Noemí insistió en que regresaran, explicando que su futuro familiar era incierto si permanecían con ella (v11-13).

Luego de esta última intervención de Noemí, Orfa decidió regresar a su pueblo y a sus dioses (v15), pero Rut permaneció firme en su decisión de acompañar a Noemí, las palabras que expresó Rut demuestran el profundo amor que sentía por su suegra:

“Rut respondió: —No me ruegues que te deje y me aparte de ti, porque a dondequiera que tú vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo y allí seré sepultada. Traiga Jehová sobre mí el peor de los castigos, si no es solo la muerte lo que hará separación entre nosotras dos.” Rut 1:16-17

Cuando Noemí observó que Rut esta totalmente convencida de ir con ella, dispuesta a pagar el precio que fuera necesario para hacerlo, no insistió más (v18), y ambas emprendieron el camino a Belén.

RUT EN EL CAMPO DE BOOZ (Ruth 2.1-23)

En Belén estaba comenzando la cosecha de la cebada cuando Noemí y Rut llegaron (Rut 1:22), esto es en la primera quincena de mayo. Estaban desempleadas y sin algún medio de subsistencia. Su situación era difícil, por lo que Rut decidió realizar un trabajo difícil para seguir adelante (v2). La Ley permitía a los pobres recoger las espigas que iban cayendo detrás de los segadores, pero debido a su condición de extranjera podría ser menospreciada y excluida a un de esta labor, por lo que necesitaba “hallar gracia” para hacerlo.

La mano del Señor comenzó a obrar, y campo al que se presento Rut era propiedad de Booz, un pariente de Elimelec, el suegro fallecido de Rut. Al ver a la joven moabita, Booz pregunto respecto de su familia (v5), puesto que en aquella época, la condición social de la mujer, la hacía depender de su padre, su esposo, su hermano o su dueño. El encargado de los segadores le comento que había venido con Noemí de Moab, y que había estado trabajando todo el día sin descanso (v6-7). Al conocer quien era, Booz habló con Rut y le ofreció ciertas hospitalidad poco comunes con los extranjeros (v8-9), esto extraño a Rut, y con mucho respecto le pregunto del motivo de su bondad (v10), Booz le explico que tenia conocimiento de todo lo que ella había hecho por Noemí su suegra, aún después de la muerte de su marido, y como decidió acompañarla incluso a un país donde ella sería extranjera (v11-12).

Al regresar a casa, Rut llevo lo que había espigado, una buena cantidad de grano que ayudaría a solventar la difícil situación económica que atravesaban, además llevó a Noemí comida que guardo para ella durante el almuerzo, y le contó todo lo que había pasado (v18-22). Noemí se mostró muy emocionada al saber que la persona que había apoyado a Rut era Booz, ya que era un pariente de su difunto esposo Elimelec, por lo que podía redimirlas (v20).

El pueblo judío tenía cierta tradición para asegurar que no se perdiera la herencia y linaje de una familia, cuando el padre moría sin dejar herederos. En el caso de Rut, se requería de un pariente cercano de su difunto esposo, que tomara dos obligaciones: (1) rescatar la herencia o terreno del difunto ya que Noemí había puesto en venta su parcela (Rut 4:3), y (2) casarse con Rut para levantar descendencia a Elimelec, el hijo que nacería de la unión de Booz y Rut se consideró hijo de Mahlón, el esposo difunto de Rut, y por tanto heredero de Elimelec (Rut 4:10).

BOOZ SE FIJA EN RUT Y LA TOMA POR ESPOSA (Ruth 3: 1- 4:17)

Al terminar la cosecha, Noemí habla con Rut, le expone que desea que se case, y que el mejor candidato es Booz, ya que cumple con las condiciones para redimirla, es un derecho que como esposa de un judío tiene, y le da ciertas indicaciones para hacer valer su derecho (3:1-4).

Rut siguió las indicaciones de Noemí, y en el momento propicio le pidió a Booz que fuera su redentor, tomando la como esposa (3:5-9). Booz se sintió agradado por la petición de Rut, la felicitó por cumplir con la tradición y evitar que se pediera la herencia y linaje de su difunto esposo, ya que como cualquier viuda jóven, Rut podía optar por casarse nuevamente, posiblemente con un hombre más joven (3:10), pues parece que Booz era mucho mayor que Rut. Booz también se mostró dispuesto a ejercer este derecho y responsabilidad debido al buen testimonio de Rut (3:11), la vida de Rut fue lo esperado de una mujer temerosa del Señor, y con amor por su prójimo.

Booz se casó con Rut, y el Señor les permitió concebir un hijo, al que llamaron Obed, quien fue el padre de Isaí, padre de David, Rey de Israel (4:13-17). Y toda la ciudad se regocijó junto a Booz y su familia por esta decisión y le expresaron sus buenos deseos (4:11-12).

De esta manera, nuestro Señor preservó el linaje de David, descendiente de Judá, del cual nacería nuestro Señor Jesucristo. Obrando de formas inusuales para que Su Palabra se cumpliera, dándonos un nuevo ejemplo que tipifica la gracia redentora que se manifestaría plenamente en la cruz del Calvario (Colosenses 2:14).

La historia de Rut debe llenarnos de valor, para cuando se presenta la adversidad podamos decir como Job, que nuestro redentor vive (Job 19:25), y como el salmista podamos afirmar que aunque un ejército se levante contra nosotros, estaremos confiados (Salmo 27:3).

LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA

Si usted aun no ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, le invito a hacerlo. Todos hemos pecado y estamos fuera de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Estamos condenados a la muerte por nuestro pecado (Romanos 6:23), pero nuestro Señor nos ofrece un regalo, la salvación. Solo debemos confesar nuestros pecados, y él nos perdonará, y nos limpiará (1 Juan 1:9). Y nos convertirá en sus hijos (Juan 1:12), haciéndonos una nueva criatura, una nueva creación para Su Gloria. El Señor mismo le ofrece esta salvación hoy (Apocalipsis 3:20).

Que Dios le bendiga.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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