Una Tristeza Agobia al Muchacho – Brendaliz Avilés

Una Tristeza Agobia al Muchacho

por Brendaliz Avilés

joven-triste

“¡Alguien que pueda mitigar mi pena!”
Clama una voz en el silencio,
dando gritos ensordecedores en el subconsciente,
aniquilado en pedazos un corazón que sufre.

Las tinieblas han cubierto su panorama.
Triste y mustia está su mirada, pero nadie
parece escuchar el alma que pide que la rescaten.
Todos están absueltos en sus problemas,
cada quien busca con afán su propio beneficio.

Entra el joven por las puertas de la Iglesia.
Cantan, alaban, oran y glorifican a Dios.
Más ninguno de los que está allí presentes,
se percata de la soledad que poco a poco,
va cubriendo al muchacho de tal forma
que casi lo mata.

Todo parece confuso y el chico busca desesperado,
alguien que le demuestre cuánto lo ama Jesús.
Se llena de ira y resentimientos porque tiene todo
materialmente, pero nada de lo que queire, posee.
Camina angustiado por las plazas, restaurantes y parques.
Y en el silencio de su cuarto, se envuelve en un terrible
llanto, porque siente que nadie lo quiere,
porque hasta sus familiares cercanos faltan.

Yo trato de explicarle en medio de la distancia,
que solo Dios lo puede restaurar.
Pero él no me oye, no me escucha, me ignora,
porque allá en su tierra nadie se lo ha podido demostrar.
Se siente mi alma acongojada, porque quiero hacer más,
pero estoy lejos en distancia física de él.

¡No sufras más mi amigo! Pues me destroza el alma,
sentirte así cuando a Dios puedes darle oportunidad.

Escrito para www.devocionaldiario.com en Mayo de 2009

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