Fuera del Camino – Brendaliz Avilés

Fuera del Camino

“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿O a dónde huiré de tu presencia? Si subiere al cielo, allí estás tú; y si en el infierno hiciere mi lecho, he aquí allí tú estás. Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra”.

(Salmos 139:7-10)

Cuando creas estar fuera del camino detente un minuto y empieza a pensar qué razón tendrías para dejar este camino de esfuerzos, luchas, sudor, lágrimas y dolor; piensa bien, ¿por qué dejar este camino? Si después de hacer todo lo antes dicho consigues paz, felicidad, entusiasmo, te sientes como esos días en los cuales delante de la presencia del Señor tal como David te has sentido y deseas danzar, gritar sonreír a todo y todos… Comienza a pensar porque si realmente estás fuera del camino comenzarás a sentirte impuro, sin satisfacción. Si sabes que has fallado es momento de trasladarte por un momento a aquel momento donde abriste los ojos y te diste cuenta que en casa de tu Padre jamás ha faltado nada, mientras que otros con miradas tristes y preocupación suelen pensar en todo momento si ese será el último alimento del día, sí, aunque duela recuérdalo, porque ese día diste gracias a Dios por tu hermosa familia y por ponerte en ella.

Comienza a recordar el día que reconociste que necesitabas a Dios en tu vida, cuando reconociste que eras nadie, que todo tu cuerpo estaba cubierto por la marca de aquellos que desterrados de la gracia de Dios están, tu mirada reflejaba la desgracia que sentía tu corazón al estar fuera de la voluntad de Dios… Porque saberse fuera de la voluntad de Dios trae una tristeza profunda al corazón. Porque sentir y estar al tanto que estás lejos y apartado de su presencia, hace que te sientas solo y desesperanzado. Porque dejar de experimentar la presencia de Dios en tu vida es casi mortal, pues aunque sigues viviendo y tu corazón late, hay una muerte espiritual en tu vida. Y el espíritu necesita ser vivificado por Dios. Piénsalo bien antes de retroceder, antes de querer volver atrás, antes de cometer los errores del pasado. Medita bien si estarás en paz con tu conciencia, porque el mundo solo puede ofrecer cosas superficiales y pasajeras, pero Cristo siempre te ofrece cosas más grandes y bellas de las que imaginas y esperas.

¡Sí, sé que hubo muchos momentos en que Jeremías quiso huir porque sintió el peso sobre sus espaldas y el dolor anidarse en su corazón! ¿Cuántos en algún momento quisieron desaparecer y borrarse del mapa en medio de una encrucijada? Pero sabían que la fuente de vida se encontraba en Aquel que los había diseñado y marcado con propósitos específicos y extraordinarios, por tanto, siguieron perseverando. No pienses en abandonar al único que siempre ha permanecido fiel a ti, a quien siempre ha sido leal contigo. No es una opción o alternativa dejar y perder todo por lo que has luchado y logrado. Porque volver a empezar de nuevo solo te retrasa de las bendiciones que están casi conquistadas y que lo que te falta es poco para obtenerlas. Porque dejarlo todo es perder, irte a la ruina y quedarte sin ganancia y en quiebra.

Todavía estás a tiempo de seguir tu camino, de continuar la carrera. Todavía la competencia no ha terminado, algunos se te adelantaron y están por llegar a su meta, pero si te pones en marcha, tienes buenas posibilidades de no quedarte rezagado y ganar un premio. La satisfacción que sentirás al llegar a la meta, no hay forma de describirla. Pero es tu elección, únicamente tú decides lo que harás. Nadie te obligará a hacer algo que no quieras. Escoge, pero no pierdas mucho tiempo pensándolo, porque mientras no decides, el tiempo sigue pasando y si no accionas, no lograrás nada. Ahora queda en tus manos, de ti dependen los resultados.

¡Anda, no te desanimes, tú lo puedes lograr! Por algo tienes a Dios y si sigues contando con él en tu vida, caminarás sobre alturas.

Autoras: Yoinerys Romero y Brendaliz Avilés

Escrito para www.brendalizaviles.comwww.devocionaldiario.comwww.destellodesugloria.org

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